Trío Hermanos Rigual
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Trío Hermanos Rigual. Agrupación musical compuesta poe banenses a fines de la década del 40 que ograron convertirse en artistas exclusivos de CMQ, radio y televisión y sus composiciones han sido cantadas tanto por nacionales como por reconocidos artistas internacionales de varias épocas.
Sumario
Historia
Orígenes
La región oriental de Cuba ha sido una de las que más aportes ha realizado al prestigio internacional de la música, hasta de los pueblos más pequeños han surgido figuras y agrupaciones de valía, e incluso familias de músicos sin las cuales no se puede hacer la historia de esta manifestación artística en poblaciones como Banes.
En Banes se han destacado varas familias de músicos, las cuales han fundado orquestas bailables, academias de música y otras instituciones, pero sin dudas entre todas ellas la más prestigiosa y trascendente fue la familia Rodríguez-Pérez, de la cual surgieron el legendario pianista Pedro Jústiz Rodríguez (Peruchín), Absalón Pérez, famoso director de orquestas en México y el Trío Hermanos Rigual, verdaderos embajadores de la música cubana internacional. El trío se encontraba integrado por Pedro (Pituko), Mario y Carlos Rigual Rodríguez.
Trayectoria artística
El trío Hermanos Rigual, formado en el seno de la familia Rodríguez Pérez, recorrieron gran parte del mundo con canciones propias como Cuando calienta el sol, la cual se ha convertido en referencia obligada de la canción latinoamericana, pero también estuvieron entre los primeros artistas que llevaron a México y otros países los boleros y canciones del naciente movimiento del filin, con cuyos artífices mantuvieron estrechos vínculos.
En octubre de 1941 el trío debutó en Regalías El Cuño, uno de los programas estelares de la emisora CMQ-Radio; dos años después el trío centralizaba los programas radiales Canciones Internacionales, de la emisora Mil Diez y La hora alegre, de la emisora RHC Cadena Azul. Según reseña la revista Bohemia en su edición del 9 de noviembre de 1947 un empresario mexicano los oyó en ese programa y los contrató para inaugurar el Teatro Río de Ciudad México, suceso que marcó el quehacer de los tres hermanos, pues poco después ese país se convirtió en su segunda patria y desde el que emprendieron triunfales giras por varios continentes.
Los Rigual recibieron de su madre Juana Rodríguez la rica herencia musical de la familia, pero también estuvieron marcados por los tríos trovadorescos, las canciones mexicanas y los grupos vocales norteamericanos, ellos comenzaron en 1940 a acoplar sus voces en audaces armonías y pronto, a través de la radio, fueron admirados en otros países, estando entre los primeros en contribuir al prestigio internacional de los cultores del filin, pues ellos pertenecían a la misma generación de César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y Rosendo Ruiz Quevedo, tres creadores de esta forma de hacer la canción trovadoresca que forman parte importante de su discografía.
Como se sabe fueron artistas mexicanos como Fernando Fernández y Toña la Negra los primeros en grabar y difundir boleros del filin, pero lo que generalmente no se dice es que estos artistas conocieron esas composiciones a través de músicos y artistas cubanos como el Trío Hermanos Rigual, agrupación que alternó e incluso grabó con esas grandes estrellas de la canción azteca. Si se revisa la discografía de los Rigual incluida en ese importante estudio realizado por Cristóbal Díaz de Ayala comprobará que en 1948 este trío llevó al disco con la orquesta mexicana de A. Somohano, Hasta mañana vida mía, la canción-himno de las descargas habaneras de los filineros y al año siguiente hicieron lo mismo con Contigo en la distancia, de Portillo de la Luz y Te veré en mis brazos, de José Antonio Méndez, tres registros fonográficos que están entre las primeras realizadas de esas canciones y de esos creadores filineros de trascendental huella en la trova y la canción criolla.
Aunque los Rigual eran considerados junto al trío Matamoros, el de Servando Díaz, y las Hermanas Lago una de las mejores agrupaciones de su tipo, solo habían realizado algunas presentaciones internacionales en teatros de California, Estados Unidos, sin gran repercusión. Algo muy diferente a lo sucedido en tierras aztecas, en donde se convirtieron en el primer trío en recorrer el circuito completo del espectáculo, pues tuvo éxito en radio, en discos, en cabarets y en cine, éxito que no llegaron a alcanzaron los Matamoros, ni Servando Díaz, los dos tríos cubanos de mayor trascendencia internacional que le precedieron. En esa larga estadía de 1947 intervinieron en filmes como Ahí vienen los Mendoza y La Venus de fuego, alternando con afamados artistas Pedro Vargas, Avelina Landín y Fernando Fernández.
Al retornar a La Habana, la revista Bohemia del 16 de mayo de 1948, publica amplia información sobre su nuevo contrato en la CBS de Estados Unidos y sus triunfos en México, resaltando su estilo único y como su grabación del bolero Qué te parece, del maestro Julio Gutiérrez, ocupaba el sitial supremo del hit parade de ese país. Se insertaba una foto de una de las actuaciones del trío con sus guitarras, trajes estrafalarios y ojos saltones junto a Agustín Lara y su orquesta del teatro Follies, de Ciudad de México.
Al igual que Rosita Fornés, Benny Moré y otros artistas cubanos, esta agrupación en escaso tiempo cimentó un alto prestigio, llegando a desplazar en Cuba a tríos de corte tradicional como el de Servando Díaz del primer lugar en las famosas encuestas de la Asociación de la Crónica Radial e Impresa (ACRI), ganando en la categoría de mejor conjunto vocal en 1948 y 1950. Este trienio fue de intenso bregar artístico, tanto en Cuba como en el extranjero. En esos años hicieron múltiples actuaciones en muchas ciudades de la Isla, incluyendo a su natal Banes, en donde residía parte de su familia. Periódicos locales como El Pueblo se hacían eco de esas actuaciones, de los estrenos de sus películas y otros éxitos de su carrera artística.
En el ámbito internacional antes de concluir la década de 1940, los Rigual se presentaron en importantes escenarios de Estados Unidos, Panamá, Colombia y otros países del continente, en los que sus discos competían por los primeros lugares con el trío Los Panchos. Este trío mexicano fue en este formato el gran rival de los Rigual, pero a diferencia de aquellos, los banenses impusieron un estilo moderno que, no obstante incluir guitarras y maracas, acudía a efectos sonoros originales, se acompañaba de grandes orquestas y recursos disímiles de la música internacional, abriendo una nueva senda musical que tuvo seguidores, aunque por esa complejidad vocal-instrumental, no tantos como Los Panchos que se convirtió en arquetipo de modelo acústico o tradicional, mientras el cubano lo fue como trío moderno, de ahí que la publicidad en cada una de sus presentaciones tras su apoteósico triunfo en México resaltaba que era el mejor trío armónico de América.
Pero si hubo un elemento significativo en el quehacer y la trascendencia de este trío, ese fue la asimilación que hicieron de los recursos del filin. Al decir del musicólogo Leonardo Acosta en su libro El Jazz en Cuba, fue el único trío vinculado directamente al filin, estando entre los primeros que grabaron y contribuyeron a popularizar internacionalmente clásicos de la primera generación del filin, pero también cuando eclosiona la segunda generación, a mediados de la década de 1950 sucedió otro tanto, pues el trío fue uno de los primeros en grabar y popularizar boleros como Tú me acostumbraste (1956), entre otras creaciones de creadores de la talla de Frank Domínguez, aunque tampoco faltaron en su repertorio piezas rítmicas como sones, guarachas, afros y cha cha chás. O de maestros de la canción muy cercanos al filin como Adolfo Guzmán o Julio Gutiérrez.
En la década de 1950 el trío siguió teniendo al bolero como centro, pero con el auge del género impulsado por Enrique Jorrín, en sus frecuentes giras por América y Europa el mismo tuvo presencia significativa, sobre todo en la variante de bolero-cha cha chá. En esta línea destacaron Te adoraré más y más, composición de Pituko y la versión que el maestro Rafael de Paz realizara de Vereda tropical, el antológico bolero de Gonzalo Curiel. Ambas piezas se las entregaron en La Habana, en 1954, a Tito Gómez, el cual las grabó con extraordinaria acogida.
A partir de ese año 1954 los Rigual comenzaron a dar a conocer su faceta creadora. El primero fue Pituko, quien en su primer empeño compuso en binomio con el compositor cubano Mario Álvarez la canción Mi nave, interpretada por Pedro Infante en el filme El rayo justiciero. Seguidamente dio a conocer piezas que lograron popularidad en voces como las de Nelson Pinedo, Panchito Riset y Luis García, entre ellas estuvieron Eres mi locura, Trompo de juguete, Yo soy tu amigo, y Especialmente para ti.
Por su parte Carlos aportó en esa década éxitos como Tengo una esperancita, El pollo de Carlitos y un cha cha chá que ha sido incluido en filmes como Sube y baja, protagonizado por Cantinflas en 1958: Corazón de melón, considerado un clásico en su género y que ha recorrido medio mundo en versiones como las de Antonio Prieto, las Hermanas Lago, Caridad Cuervo y más recientemente la del grupo Son Damas.
Posteriormente darían a conocer composiciones propias en sus actuaciones en países como Argentina, Venezuela, Canadá, Portugal y España, en los que compartieron escenarios con Josephine Baker, Lecuona, Eddy Duchin, Ezzio Pinza, Javier Cugat o Toña La Negra.
A inicios de los 60 los aires renovadores que vivía la música popular en todo el mundo no le eran ajenos. En 1961 Carlos y Mario concibieron Cuando calienta el sol, una balada rock que sintetiza las mejores conquistas de la canción melódica y el ímpetu rítmico que encarnaba Elvis Presley. De inmediato se convirtió en un hit internacional y llevó al trío de Roma a Londres, de París a Venecia pasando por El Cairo, Trípoli, Nueva York… por entonces grabaron discos en inglés e italiano y se convirtieron en los primeros artistas de América que en Italia actuaron en el Festival de la Canción de San Remo.
En 1980 recibieron en Estados Unidos un trofeo de la Broadcast Music Inc (BMI) al arribar Cuando calienta el sol al millón de ejecuciones en radiodifusoras de ese país. Se calcula en más de mil las versiones de esta pieza: Petula Clark, Javier Solís, Andrés Kostelanitz, Mantovani, Luis Miguel, Agneta Falkots o Pablo Montero, son algunos de los que la han grabado en diversos idiomas, géneros y formatos.
Salida de los escenarios
Después del éxito universal de Cuando calienta el sol, los Rigual siguieron cantando creaciones propias y ajenas hasta 1994 en que falleció Carlos y Mario y Pituko decidieron abandonar definitivamente los escenarios. Entre sus últimas composiciones más versionadas están el bolero de Pituko Camino del puente, los sones Mulata gogó y Maní tostao, así como la guaracha Muñeca viajera, entre otras que prestigian por igual la música de Cuba y de México, pues indiscutiblemente esos tres artistas forjados en la tradición de una modesta e insoslayable familia de músicos banenses dejaron su particular impronta dentro de la mejor canción latinoamericana.
Bibliografía
- Félix Anguiano. «En los EEUU deben millones por regalías a los Hnos. Rigual». La Extra (Los Ángeles) (188): 3; 31 de julio de 1967.
- Cristóbal Díaz Ayala. Música cubana. Del areyto a la nueva trova. San Juan, Editorial Cubanacán, 1981. Holguín, Ediciones Holguín, 2001.
Fuentes
- Hernández Pavón, Zenovio; Velázquez Pozo, Roiny. Trío Hermanos Rigual, de la trova al cha cha chá. Holguín, 2016.
- Acosta, Leonardo. Un siglo de jazz en Cuba. Ediciones Museo de la Música, 2012.
- Hernández Pavón, Zenovio. Familias de músicos holguineros. Inédito.
- Díaz Ayala, Cristóbal: Cuba canta y baila. Discografía de la música cubana. (1925-1960) vol.2.Edición digital.
- Martínez, Mayra A: Cubanos en la música. Entrevista a Tito Gómez. Editorial Letras Cubanas.
- Revistas Bohemia, Gente, Radiomanía y Tropicana Internacional.
- Giro, Radamés. "Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba". Instituto Cubano del Libro. Editorial Letras Cubanas, 2009. Consultada: 18 de noviembre de 2010.