Triple A (banda terrorista)
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La Alianza Anticomunista Argentina (Triple A). Está encuadrada en acciones de terrorismo de Estado, porque en la ola de crímenes de la humanidad, secuestros, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas, amenazas, persecuciones, participaban funcionarios gubernamentales, jefes policiales, sectores militares y de seguridad, lo que garantizaba la impunidad.
Sumario
Sede central
Ministerio de Bienestar Social en una virtual sede de la Triple A.
Como le llamaban
A esta agrupación le llamaban Somatén argentino, la Alianza Anticomunista Argentina (AAA o Triple A).
Historia
Conocida popularmente como Triple A, aunque su liderazgo era encubierto en ese momento, hoy se sabe que estuvo bajo la dirección de José López Rega, secretario personal y ministro de Juan Domingo Perón, quien la empleó para combatir los sectores de izquierda del propio movimiento peronista.
López Rega y el entonces comisario general de la Policía Federal Argentina, Alberto Villar, organizaron la Triple A durante el gobierno interino de Raúl Lastiri, en 1973. López Rega estaba al frente del Ministerio de Bienestar Social, cuyos fondos desvió para financiar la organización y el armamento del grupo paramilitar; seguiría en ese cargo durante el gobierno de Perón y, a la muerte del mismo, en el de su mujer, Isabel Martínez, sobre la cual ejercía una extraordinaria influencia basada en una compartida devoción espiritista.
Fundadores
Estrategia de actuación
La estrategia de los responsables de los asesinatos, secuestros, torturas, que era la forma de actuación de la Triple A, es tratar de imponer mediáticamente que se trata de una venganza de la izquierda peronista en el gobierno actual, perseguida en el pasado por estos grupos paramilitares.
Hechos realizados
En los tres años siguientes los muchachos de la Triple A intensificarían su cosecha de sangre eliminando a tiros y bombas a casi un millar de argentinos. La idea de Perón de revivir en Argentina la experiencia del Somatén se fortaleció en las tertulias que mantenía en Madrid con varios personajes de la fauna nazi y fascista que pululaban por la villa en épocas de Franco.
El 30 de septiembre de 1974 se produce uno de los casos más impactantes como es el atentado en esta capital que costó la vida al general chileno Carlos Prats y su esposa Sofía, marcado por la complicidad de la DINA, la CIA estadounidense, la Triple A, otras organizaciones afines y sectores policiales y de inteligencia en el poder local.
Precisamente el espía de la Dina que participó en el crimen, Enrique Lautaro Arancibia Clavel está condenado y detenido, pero nada ha sucedido con los responsables locales, a pesar de que se conocen varios nombres.
El primer atentado registrado de la Triple A tuvo lugar el 21 de noviembre de 1973, cuando -como represalia por el asesinato del sindicalista conservador José Ignacio Rucci a manos de los Montoneros un mes antes- colocó una bomba en el automóvil del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen.
El artefacto explotó y mutiló al senador, pero no logró matarlo; dos años más tarde, repetirían infructuosamente el intento.
Durante los dos años siguientes, la Triple A llevó a cabo múltiples atentados, incluyendo algunos contra figuras gubernamentales, judiciales y policiales consideradas permisivas o afines a las organizaciones armadas.
La CONADEP ha probado la intervención de la Triple A en 19 homicidios en 1973, 50 en 1974 y 359 en 1975; se sospecha además de su participación en centenares de otros. Además, las amenazas de muerte entregadas por la misma llevaron al exilio a muchos otros, incluyendo científicos como Manuel Sadosky, artistas como Héctor Alterio y políticos como José Ber Gelbard (comunista, ministro de Economía de Perón). Para el inicio del Proceso de Reorganización Nacional, la Triple A ya había sido desmantelada, y las acciones terroristas fueron llevadas a cabo en lo sucesivo por el propio gobierno.