William Heard Kilpatrick


William Heard Kilpatrick
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Nacimiento20 de noviembre de 1871
White Plains, Georgia, Bandera de los Estados Unidos de América
Fallecimiento13 de febrero de 1965
Nueva York, Bandera de los Estados Unidos de América
Nacionalidadestadounidense
OcupaciónPedagogo

William Heard Kilpatrick. Pedagogo norteamericano que argumentó a través del método de los proyectos que el aprendizaje debería tener lugar en un escenario fuera de la escuela e involucrar esfuerzos por identificar las necesidades reales de la comunidad.

Síntesis biográfica

Nació en White Plains, Georgia, el 20 de noviembre de 1871.

Estudios

Estudió en la Mercer University (Georgia), donde fue un alumno brillante en lenguas antiguas y en matemáticas. Después de licenciarse en Mercer, Kilpatrick inició estudios de postgrado en la Universidad Johns Hopkins.

En 1907 matriculó en los cursos de verano de la Universidad de Chicago. Kilpatrick siguió el consejo de Edward Thorndike y se matriculó en el Teachers College por una beca de 250 dólares anuales. Mientras estudiaba en este lugar, Kilpatrick recibió una enorme influencia de John Dewey y de Thorndike.

Trayectoria en la pedagogía

Después de cursar su primer año de postgrado, Kilpatrick regresó a Georgia, donde aceptó una plaza de profesor de álgebra y trigonometría, además del cargo de subdirector de la escuela primaria y secundaria de Blakely. En 1896 acepta la plaza de director de la escuela primaria Anderson, en Savannah (Georgia). En 1897 ocupa una plaza de profesor de matemáticas y astronomía en la Universidad de Mercer. En 1907 Enseña álgebra y matemáticas en los cursos de verano de la Universidad de Tennessee. Obtuvo un PH.D.(Docturado en Filosofía) por la Universidad de Columbia en 1912. Trabajó en el Teachers College y llegó a ser uno de los profesores más apreciados. Se jubiló en 1938.

Muerte

Muere en Nueva York en 1965 a la edad de 93 años.

Pensamiento

Más que buscar un “sistema” para controlar y regular la conducta de los alumnos Kilpatrick esperaba lo mejor de sus alumnos, los trataba como personas, celebraba sus logros y respetaba sus intereses, a la vez que trabajaba a partir de sus experiencias y las ampliaba.

La orientación de Kilpatrick hacia la educación y su práctica escolar nace de un sólido compromiso con los valores y principios democráticos. Al igual que Dewey, Kilpatrick sostenía que el significado de la democracia trasciende los asuntos y acciones emprendidas por un gobierno, y que se aplica más bien a una forma de vida que tiene consecuencias morales y personales.

Es esencial que tanto los dirigentes como el pueblo tengan una clara filosofía de la vida y de la educación. En este marco, cualquier ciudadano que valore la democracia, que piense mucho y con buenos sentimientos, y que asuma la responsabilidad por sus actos intentará construir una visión coherente y justificable de la vida y de la educación.

La filosofía de la educación nos impulsa a investigar no sólo nuestros valores, sino a buscar valores más adecuados susceptibles de ser analizados y que, si no son “demostrables”, al menos puedan ser defendidos racionalmente.

Una filosofía integral de la educación debería no sólo ayudarnos a pensar y resolver los temas y preguntas abstractas sino también a tomar decisiones acerca de las políticas educativas generales y las prácticas escolares específicas. En esta visión de la filosofía se trata de un punto de vista consciente, racionalmente justificable y que incide en lo que la gente piensa y valora, y también influye en su manera de actuar en situaciones cotidianas y en todas las instituciones sociales, entre ellas la escuela.

Al pedir a los profesores que se conviertan en filósofos, Kilpatrick ve la enseñanza como una empresa social y política que exige nuestro pensamiento más profundo, completo y lúcido. Los profesores influyen en las esperanzas, sueños, actitudes y perspectivas de sus alumnos y, por ende, en el futuro de la sociedad en la que viven ellos y sus alumnos.

Señaló la necesidad de que los educadores entiendan sus acciones como fenómenos inscritos en perspectivas filosóficas sociales y políticas cuyo progreso pueden fomentar. En la escuela, donde no es raro ver que los intereses de los alumnos son pisoteados y sus logros ignorados, es especialmente importante la consigna de que los alumnos y el profesor pertenezcan al mismo “bando”, así como la creación de un ambiente en el aula donde se pueda experimentar el verdadero placer de la exploración. Para lograr esto, y para contribuir a crear un contexto social que permita al alumno participar de formas análogas a las del adulto, se requiere una acción política progresista más amplia y con sentido de la dirección. Esta acción debe buscar su sintonía con la dinámica particular del tipo de sociedad en que vivimos, y debe generar una visión de cómo debería ser una sociedad mejor.

Obras

Algunas obras escritas por William Heard Kilpatrick:

  • Source Book in the Philosophy of Education (1923)
  • Foundations of Method: informal talks on teaching (1925)
  • Education for a changing civilization (1926)
  • Education and Social Crisis: a proposed program (1932)
  • Philosophy of Education (1951)

Fuentes