Combate de Peralejo

Combate de Peralejo
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Parte de Guerra Necesaria
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Importante combate entre tropas del Ejército Libertador cubano y el Ejército Español.
Fecha 13 de julio de 1895
Lugar Sabanas de Peralejo, en las cercanías de la ciudad de Bayamo, Bandera de Cuba Cuba
Resumen Importante combate que acrecentó el prestigio de los mambises cubanos.
Resultado Derrota del Ejército Español
Beligerantes
Ejército Libertador Ejército Español
Comandantes
Antonio Maceo Arsenio Martínez Campos
Fuerzas en combate
Más de 800 hombres 1540 hombres
Bajas
118 bajas entre muertos y heridos Más de 28 muertos y 98 heridos

Combate de Peralejo. Acción del Ejército Libertador liderada por Antonio Maceo y Grajales, que a pesar del desfavorable efecto de la sorpresa inicial, asestó una importante derrota al ejército español que acrecentó el prestigio de los mambises.

Una de las más importantes acciones desarrolladas por el general Antonio Maceo durante la Guerra del 95.

Peralejo, fue una derrota militar y política para Arsenio Martínez Campos. Contribuyó a elevar la moral combativa de las tropas cubanas y a colocar a la defensiva a los españoles, quienes en lo sucesivo apenas salieron de sus bases en las poblaciones fortificadas, a no ser en fuertes columnas.

Situación militar previa

Fuerzas cubanas

Desde su retorno a la Isla, Maceo centró su actividad en la región oriental, zona en la cual se había afianzado el conflicto iniciado el 24 de febrero. A partir de ese momento las acciones cubanas en aquella parte del territorio nacional cobraron intensidad y se multiplicaron, ocasionando inseguridad entre las fuerzas españolas. Como parte de esa Campaña Oriental el mayor general Antonio Maceo se encaminó hacia Bayamo con fuerzas del Regimiento de Infantería Cambute y Regimiento de Caballería Santiago. Su propósito era enfrentar a las columnas españolas que operaban allí, y que se encargaban de abastecer los destacamentos españoles de la línea central, especialmente Bayamo, cabecera del distrito. El día 5 de julio de 1895 se le une el brigadier Jesús Rabí con fuerzas del Regimiento de Infantería Jiguani, en el Cacao, y el 7 de julio acampan en el río Buey, en la zona de Venezuela, al suroeste de Bayamo.

Fuerzas españolas

Conocedor el Capitán General Arsenio Martínez Campos de los méritos de Maceo y el significado de estar al frente de las fuerzas cubanas que allí combatían, decidió trasladarse a esa región para dirigir personalmente las operaciones. El capitán general y el brigadier Fidel A. Santocildes se encargaban de coordinar la organización de los convoyes españoles, provenientes desde Manzanillo y Cauto Embarcadero hacia Bayamo.

El 11 de julio Santocildes, con una corta columna de 400 hombres compuesta por dos compañías del 1er y 2do batallón del regimiento Isabel La Católica, y 40 guerrilleros del capitán Travesí, sale de Manzanillo hacia Veguitas. El 12 de julio Martínez Campos, con una pequeña columna de cerca 450 hombres compuesta por fuerzas españolas del teniente coronel Baquero y la guerrilla del teniente coronel Lolo Benítez, sale de Manzanillo hacia Veguitas uniéndose a Santocildes. Luego se les unen 250 soldados del 6to batallón peninsular al mando del teniente coronel San Martín y otros 400 soldados del 2do batallón del regimiento de Isabel La Católica al mando del teniente coronel Federico Escario. Las fuerzas españolas acantonadas en Veguitas llegaron a sumar 1500 efectivos.

Acciones combativas

Preparativos de la acción

La presencia de las fuerzas españolas había sido informada al mayor general Maceo por el confidente Rafael Silveira y confirmada por el joven doctor José Nicolás Ferrer Mena, que recién se incorporó para ejercer la medicina en los campos insurrectos. Ferrer le confirmó al general Maceo los movimientos de Santocildes y Martinez Campos, con la misión de llevar un convoy de Manzanillo a la ciudad de Bayamo.

El 12 de julio Maceo tenía su campamento en Vega de Yao, en el potrero de Valenzuela. Allí comienza a elaborar su plan táctico para emboscar y atacar el convoy español que llegaría procedente de Manzanillo. Este mismo día llega, -para entrevistarse con Maceo-, el mayor general Bartolomé Masó, jefe del 2do cuerpo de ejército libertador, con su estado mayor y con las fuerzas de los coroneles Esteban Tamayo, Joaquín Estrada y Juan Masó Parra.

Al retirarse, Masó le deja a Maceo algunos escuadrones de caballería con los coroneles Tamayo, Estrada y Masó Parra.

Organización de la emboscada

A medianoche, por orden de Maceo se levanta el campamento de Vega de Yao y las fuerzas del ejército libertador (con más de ochocientos hombres) dirigidos por experimentados oficiales como Jesús Rabí, Quintín Banderas, Joaquín Tamayo y Saturnino Lora, se mueven hacia Solís y en la madrugada del sábado 13 de julio se sitúa la caballería en El Santísimo, (lugar que domina las dos rutas del camino real de Barrancas a Bayamo), en el tramo comprendido entre Barrancas y el Río Mabay. Las tropas de infantería del brigadier Jesús Rabí y del coronel Quintin Banderas, se sitúan en el camino de Solís, ruta inferior. La retaguardia con la impedimenta en un bosque más abrigado, en La Caoba, un punto en la ladera izquierda del camino de Solís, bajo la custodia de unos cuarenta hombres de infantería al mando del brigadier Goulet y en Yao del Gallego las fuerzas del mayor general Bartolomé Maso. En este despliegue tenía a sus espaldas la sabana de Peralejo, lo que le permitía dominar todos los caminos de acceso a Bayamo y le daba la posibilidad de sorprender así a las columnas de Martínez Campos y Santocildes.

Se esperaba la llegada de más refuerzos cubanos procedentes de Manzanillo.

Los españoles evaden la emboscada

No contaba el general Antonio con ser víctima de la inteligencia española que logro espiar su ubicación con dos falsos comerciantes ó vendedores ambulantes, los cuales -entrevistados por el propio general Maceo- dijeron lo que supuestamente sabían de las tropas españolas, afirmando que la columna española iba al mando de Santocildes, y que no sabían del arribo de Martínez Campos a Manzanillo, y tampoco sabían de la hora exacta en que la columna española emprendería marcha desde Veguitas.

Contra el parecer del general Rabí y de varios oficiales que presenciaron el interrogatorio, Maceo los dejó marchar, y estos simularon proseguir camino a la ciudad de Bayamo, no sin que antes hubiesen examinado la situación del campamento insurrecto, el lugar en que estaba apostada la infantería, y el otro paraje que servía de abrigo a la impedimenta, pues anduvieron libremente por todas partes exhibiendo las baratijas que supuestamente vendían. Estos espías informaron a los jefes españoles no solo de la presencia de las tropas cubanas, sino además, su composición y ubicación. De esa manera, pudieron evadir las emboscadas cubanas y llegar hasta el bosque donde se encontraba la impedimenta mambisa, compuesta en su mayoría por personal incorporado recientemente y con muy pocas armas.

Ataque de los españoles a la retaguardia cubana

Ambos generales españoles con una columna de 1,540 hombres, parten de Barrancas por el camino de Solís (ruta inferior), separándose en Magueyes, Campos reforzado con la Guerrilla del capitán Travesí por el camino de Peralejo y Santocildes penetra en el monte en dirección paralela de Martínez Campos, burla las emboscadas de la infantería de Rabí y ataca la impedimenta de Alfonso Goulet.

Las fuerzas insurgentes llevaban casi seis horas en espera, y a eso de las diez de la mañana comienza la batalla en La Caoba, entre las fuerzas de Santocildes y Goulet, quien fallece en el enfrentamiento.

Contraataque de las fuerzas de Maceo

Maceo se adelanta con su estado mayor para examinar el orden y la posición del enemigo. Maceo ordena a la infantería que flanquearan por la derecha y se interpusieran entre los españoles y La Caoba, mientras él con la caballería los detenía, cayendo el comandante Moncada. La columna de Martínez Campos se incorpora al combate, al tiempo que Maceo ordena a un escuadrón atacarlo mientras era hostigado por la infantería mambisa, para evitar la unión de las dos columnas españolas. La columna de Santocildes se aleja de La Caoba para reunirse con la de Campos, y juntos se dirigen a la sabana de Peralejos. La infantería cubana se situó en el flanco derecho del enemigo, en los montes cercanos del camino, mientras que la caballería lo hace por la izquierda en la sabana de Peralejo (hombres de la escolta del cuartel general de Maceo, el escuadrón del regimiento Luz de Yara y el escuadrón del regimiento de Céspedes) y en la derecha del camino sobre Bacajama, cerca de Mabay operaba el escuadrón del regimiento de Céspedes.

Llegada de los refuerzos cubanos

En un momento en que las fuerzas cubanas han quedado casi sin parque y se ha creado un equilibrio de fuerzas que echa a menos lo avanzado luego del desfavorable momento inicial, llegan las tropas de refuerzo que se esperaban desde temprano, tres escuadrones de caballería del regimiento de caballería Guá de la Segunda Brigada, Primera División, Segundo Cuerpo, encabezadas por el coronel Salvador Hernández Ríos y por el Teniente Coronel Benigno Alonso, lo cual constituyó un invaluable refuerzo para las tropas que combatían que cambió radicalmente el curso del combate.

Maceo manda al Teniente Coronel Alonso Rivero con dos escuadrones de Guá, que ataque por el flanco y caiga sobre los españoles por el centro de sus tropas, para evitar que Santocildes pueda establecer el contacto con la vanguardia y además refuerza su escolta personal con otro escuadrón al mando del coronel Hernández Ríos para apoyarlo por el lado opuesto si los españoles penetraban en la Sabana de los Peralejos en formación desplegada.

En instantes el fuego cobraba mayor intensidad en toda la línea de combate, desde el camino de la Caoba hasta la Sabana de Peralejo. Entraban en ella los españoles sin despliegue, más bien agrupados, -infantes y jinetes-, y dos o tres compañías del centro en líneas circulares haciendo fuego por dos frentes, a derecha e izquierda de la sabana.

Escape de Martínez Campos

General Arsenio Martínez Campos.

El combate resultó violento, para ambas partes. Sería Maceo quien equilibraría las acciones a pesar de la sorpresa inicial, a través de oportunas maniobras de la caballería y la infantería. Maceo y los suyos coparon a las tropas españolas y las hostigaron durante seis horas, al cabo de las cuales, tuvieron que ver con impotencia como Martínez Campos se le escapaba entre las manos.

Según comunicaron los prisioneros al general cubano:

"…los hijos del General Campos para salvar a su padre del eminente peligro que corría de morir de bala o ser hecho prisionero lo acostaron en el suelo sobre una manta en la cual lo conducían entre soldados, formando una espesa muralla que hacía de la columna un pelotón inmenso, estando obligados a ello por las constantes cargas de los jinetes y ataques de la infantería; se lo llevaron en peso hasta que la oscuridad de la noche vino a perturbar por completo la tenaz persecución que le hacían los bravos soldados de la región".

Fecha de gloria

Antonio Maceo

Los cubanos tuvieron 132 bajas entre muertos y heridos. Entre los primeros, los brigadieres Goulet y Suárez, así como el comandante Moncada. Este último recibió un tiro en el pecho mientras cargaba contra los españoles. Pese a ello detuvo su caballo, volvió grupas y se retiró hacia la retaguardia, quedando su cuerpo en manos cubanas.

En la acción, las tropas españolas tuvieron más de mil 150 bajas, entre muertos y heridos. Estos últimos fueron concentrados por Maceo en una casa campesina, informándole a Martínez Campos que podía enviar a recogerlos sin temor a recibir hostigamiento por parte de los cubanos. El general Fidel de Santocildes contaba entre los muertos.

Ocho días tuvo Antonio Maceo a Martínez Campos encerrado en Bayamo. Solo cuando este recibió el importante refuerzo de las columnas de Suárez Valdés con mil 500 hombres, la del general Lachambre, reforzada con la de García Navarro y otra al mando del coronel Aldabe, que sumaban en total cinco mil hombres, se atrevió a salir de la heroica ciudad. Al conocer de los resultados de la acción, el Generalísimo Máximo Gómez escribió a Maceo felicitándolo a él y a los jefes y oficiales a su mando por tan brillante victoria, planteándole, además, que esa fecha sería una página más de gloria en su historia militar. Sin embargo, al general Antonio le quedó la insatisfacción de no haber podido capturar al general Campos.

Continúa la lucha

Monumento a Combate de Peralejo

Al día siguiente de las acciones de Peralejo, Antonio Maceo recibía la comunicación del general en jefe Máximo Gómez solicitándole la necesidad de que preparara lo más urgente posible un contingente con los mejores jefes y oficiales de los dos Cuerpos de Ejército de Oriente y se le uniese en Camagüey para enfrentar la ofensiva de Martínez Campos.

Con esta y otras victorias, las tropas cubanas se fueron haciendo dueñas del campo en el territorio de la entonces provincia de Oriente, lo que obligó a las fuerzas españolas a moverse en grandes columnas, que en el análisis estratégico militar de la guerra, resultaron entonces poco operativas.

Fuentes