Dámaso Pérez Prado
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Dámaso Pérez Prado. Compositor y pianista cubano. Creador del Mambo, ritmo mundialmente conocido. Trabajó con importantes músicos como Benny Moré. Nació en la ciudad de Matanzas el 11 de diciembre de 1917. Realizó sus estudios con Rafael Somavilla Pedroso y María Angulo. Inició su carrera artística en Matanzas, con la charanga de Senén Suárez.
Sumario
Síntesis biográfica
Inicios
Nació en la ciudad de Matanzas el 11 de diciembre de 1917. Realizó sus estudios con Rafael Somavilla Pedroso y María Angulo. Inició su carrera artística en Matanzas, con la charanga de Senén Suárez.
Vida profesional
En 1940 se trasladó para La Habana, donde trabajó como pianista de las orquestas de los cabarés Cabaret El Kursal, Cabaret Panchín y Cabaret Pennsylvania, y después se incorporó a la de Paulina Álvarez, Hermanos Palau, Julio Cueva, en 1943 a la Casino de la Playa, dirigida por Liduvino Pereira; Cubaney, dirigida por Pilderón —la primera que ejecutó arreglos de Pérez Prado—, que actuaba en la radioemisora Mil Diez, y en la de CMQ, dirigida por Carlos Ansa.
Según el periodista Enrique C. Betancourt, en entrevista realizada a Pérez Prado —a su regreso de Nueva York— para Radio Magazine, en agosto de 1946, éste le confesó: «...Estoy preparando un estilo musical nuevo que creo que va a gustar mucho: el “son mambo”. El primer número lo titularé “Pavolla”. Ya sólo falta un “pase” al piano y, tal vez, alguna corrección. La firma] Viuda de Humara y Lastra está esperándolo como cosa buena para grabarlo y lanzarlo al mercado. Vamos a ver qué sale de ahí. Confío en el entusiasmo del público a través de la acogida que le den los músicos.»
Ese mismo año fundó su propia orquesta, con la que viajó a Argentina y Venezuela; ese mismo año viajó a Nueva York, Estados Unidos, donde hizo orquestaciones para el violinista catalán Xavier Cugat: Dice mi gallo, de Iván Fernández, y para los cantantes cubanos Desi Arnaz: Juan pesca´o y El caimán, y a Miguelito Valdés: Negro soy, de Eliseo Grenet.
En octubre de 1949 se establece en México. Al respecto dice Pérez Prado: «Un cantante cubano (Kiko Mendive) al que le hacía los arreglos venía a México y me dijo que mi porvenir estaba aquí, porque se hacían muchas películas y había trabajo abundante. Así fue como vine. Mendive me presentó a Ninón Sevilla, que me brindó su casa, y yo le hacía los arreglos de sus películas.» En México, después de trabajar con varias orquestas, formó la suya propia, a la que pertenecieron, en diferentes etapas, entre otros: Clemente Piquero (Chicho), bongó, Ramón Santamaría (Mongo), tumbadora, Chilo Morán, José Solís, Guadalupe Montes, Maynard Ferguson, Ray Triscari, Tony Facciuto, Donald Dennis y Robert Mckinziea, trompetas; Dave Sánchez y Milton Bernhart. trombones; René Bloch, Miguel Sánchez, Nash Maez y Don Robinson, saxofones; Modesto Durán, Wilfredo Vicente, Eddie Gómez y Leo Acosta, percusión; Marcus Morales y Carlos Sánchez, contrabajo, Joe Carioca, guitarra, y Benny Moré, cantante.
El mambo
Con relación al origen del mambo, dice Arsenio Rodríguez:
Según testimonio del propio Pérez Prado: «se le ocurrió trabajar el Mambo, escuchando los efectos de figuras sincopadas que, para ejecutarla en las trompetas, había introducido el conjunto de Arsenio Rodríguez en los montunos y estribillos y a los que dieron en llamar Diablo». En el conjunto de Arsenio Rodríguez las trompetas ejecutaban un número de compases en el montuno que le decían masacote, y se daba un grito: diablo, y de ahí, quizás, también surgió el grito famoso de Pérez Prado al escribir sus primeros mambos; tanto es así, que se dice que sin ese grito no es mambo.
Ya para esta época, Pérez Prado tenía un punto de vista concreto de lo que estaba haciendo, cuando expresó:
Con relación al tratamiento dado a la orquesta, apunta Leonardo Acosta: « la concepción de Pérez Prado, a partir de las células básicas del mambo, es muy distinta a la de sus predecesores. Su orquesta suena diferente desde el principio. La sección o “cuerda” de saxofones utiliza dos altos, un tenor y un barítono (la formación usual emplea dos tenores); por el contrario, las trompetas aumentan a cinco. Una y otra secciones tienen a su cargo largos pasajes al unísono y están en constante contrapunto. El único [en sus grabaciones de1956 utilizó dos, después tres] trombón de la orquesta, lejos de integrarse como otra voz armónica, es empleado en distintos efectos, como pedal o para subrayar cambios y subdivisiones de ritmo y tempo. Quedan así las trompetas y los saxos como dos planos tímbricos marcadamente diferenciados, uno muy agudo y otro grave, lo cual representa un acercamiento a lo tradicional africano».
Según Acosta, Pérez Prado introdujo los cluster o racimos de notas en la música cubana, igual que lo hizo Thelonius Monk en el jazz. Y en cuanto si tomó del danzón mambo sólo el nombre, precisa Acosta:
Pero en realidad, este nuevo ritmo lo venían cultivando más de un músico:
Quien haya conocido el ambiente musical de La Habana sabe que todos estos músicos se conocían y, o bien tocaron juntos, o alternaban en algún centro nocturno o participaron conjuntamente en alguna descarga (ya surge la otra palabra). El patrón rítmico sincopado del mambo se convertía en aquella época, sobre todo en el piano, en un sello que nos indica quien estaba o no “en la onda”».
Y en 1963 dijo Alejo:
Ese año de 1951 realizó una gira por California y después por todo Estados Unidos, lo que hizo que calificaran su agrupación como «la orquesta de jazz con más swing del país». Al respecto, expresó John Storm Roberts:
La gran era del mambo en Nueva York puede fijarse en una fecha: 1952, cuando el Palladium presentó las bandas de Tito Puente, Tito Rodríguez y Frank Grillo (Machito), mientras Pérez Prado con su orquesta recorría el país de costa a costa.
En 1963, Herman Díaz, productor de la RCA Victor japonesa, le propone a Pérez Prado componer una obra de tipo sinfónico, que exprese el carácter de las músicas de las Américas; así surgió Suite exótica de las Américas, que se grabó ese mismo año en Hollywood, y fue estrenada en el Teatro de las Américas, de Nueva York. La pieza dura dieciséis minutos y medio, y está estructurada en siete partes, en tres de ellas aparece el «Tema de dos mundos», dedicado a presentar la obra y servir de enlace entre el resto de las secciones. El «Tema de dos mundos» es melancólico, y, en cierta medida, describe el carácter del americano, de una extraordinaria belleza, que comienza con unos acordes de guitarra eléctrica, apoyada por la batería y el piano, después los violines exponen la melodía principal acompañados por los cellos y contrabajos con arcos, que refuerzan las intenciones dramáticas de la pieza; mientras las trompetas y la batería, ejecutada con escobillas, aportan elementos del jazz.
Le sigue «Amoa», que es una mirada al sur andino, en el cual el compositor, desde su inicio, hace sonar una matraca hasta que introduce otro momento melódico. La otra parte, «Criollo», arranca con un rápido rasgueado de un guayo metálico que liderea una rumba, para luego dar entrada a los saxofones y trombones, en un abierto mambo, y vuelve el «Tema de dos mundos», que a continuación da entrada al «Uguamaná africano», en el que los metales y la batería de tambores son utilizados con la brillantez característica de las orquestaciones de Pérez Prado; un puente nos adentra en el mundo del «Blue», que nos recuerda la época del dixieland, en el que sobresale un solo de trompeta. La obra concluye con el «Tema de dos mundos», que nos invita a meditar sobre lo escuchado. El compositor y pianista cubano permaneció en Estados Unidos hasta 1964, en que regresó a México.
Aunque había obtenido su primer éxito con ¡Qué rico el mambo! y Mambo núm. 5, en la década del 60 Pérez Prado experimentó con otros ritmos: dengue, suby, pau pau, la culeta, la chunga, mambo-twist, rockamambo, pero con ninguno alcanzó lo logrado con el mambo, e incluso con la Suite exótica de las Américas. En su música están presentes los más disímiles géneros de la música cubana: chachachá, son, rumba, guajira, así como elementos de la música culta occidental, armonía, cluster...
Obras
Su obra ha sido utilizada en los filmes Coqueta (1949), del director Fernando A. Rivero, con Ninón Sevilla, posteriormente, su música se escuchó en los filmes Al son del mambo, Amor perdido, Aventuras, Del can can al mambo, La niña Popoff, dirigida por Ramón Pereda, con María Antonieta Pons; Las interesadas, Las tres alegres comadres, Los huéspedes de la marquesa, México nunca duerme, Perdida, Serenata en Acapulco y Víctimas del pecado; Salón de baile (1951); estos filmes fueron protagonizados por Amalia Aguilar, Lilia Prado, Lilia del Valle, Rosa Carmina, Meche Barba, las Dolly Sisters, Ramón Armengod y María Elena Marqués; Underwater (1955), dirigida por John Sturges, y protagonizada por Jane Russell; Chachachá bom (1956), dirigida por Fred F. Sears; La dolce vita (1960), del director italiano Federico Fellini; El dengue del amor (1965); Kika (1993), de Pedro Almodóvar; Debajo del agua, norteamericana.
Realizó giras por Argentina, Panamá, Venezuela, Estados Unidos, Filipinas, Japón.
Sus obras más conocidas son:
- Caballo negro
- Concierto para bongó
- Cuban mambo
- Chicago dengue
- Chivirico
- Dengue universitario
- El menemene
- El papelero
- El politécnico
- El ruletero
- La chula linda
- La faraona
- La Merced
- La niña Popoff
- Lupita, ¿qué le pasa a Lupita?
- Macamé
- Mambo baklán
- Mambo batiri
- Mambo caén
- Mambo del mercado
- Mambo del taconazo
- Mambo en trompeta
- Mambo in sax
- Mambo núm. 1
- Mambo núm. 5
- Mambo núm. 8
- Mambo núm. 9
- María Cristina
- Mosaico cubano
- Pachuco bailarín
- Panamá
- Patricia
- Pavolla
- Pianolo
- Rapsodia cubana
- Rico, caliente y sabroso
- ¡Qué rico el mambo!
- Silbando mambo
- Suite exótica de las Américas, 1963: 1. «Tema de dos mundos», 2. «Amoa», 3. «Criollo», 4. «Tema de dos mundos», 5. «Uguamaná africano», 6. «Blue», 7. «Tema de dos mundos», The Freeway mambo, Tequila, Trompetiana, Voodoo suite (en colaboración con Shorty Rogers), Vuélveme a querer.
Versiones
- Almendra (Abelardo Valdés)
- Bacoa (Eddie Cano)
- Bahía (Ary Barroso)
- Bésame mucho (Chelo Velázquez)
- Cerezo rosa; Desconfianza (Julio Gutiérrez)
- El manisero (Moisés Simons)
- Granada (Agustín Lara)
- Historia de un amor (Carlos Almarán)
- José, La cocaleca; La comparsa (Ernesto Lecuona)
Bibliografía
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Fuente
- Radamés Giro. Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Digital 2009 .