Historia del municipio Candelaria (provincia Artemisa)
Historia del municipio Candelaria (Provincia Artemisa). El municipio Candelaria, de la antigua provincia de Pinar del Río, actualmente perteneciente a la provincia de Artemisa (dada la nueva división político administrativa), posee una rica historia que comienza en la etapa precolombina, con los comunidades aborígenes del territorio, la ocupación española y como se desarrollo la misma durante la colonia, las manifestaciones de las luchas independentistas en 1868 y 1895, la etapa neocolonial y la revolución en el poder a partir de 1959.
Se localiza en el extremo suroccidental de la actual provincia de Artemisa. La parte más estrecha se halla sobre la llanura meridional del occidente de Cuba y la costa sur; y la más ancha, al norte del término, en el macizo montañoso de la Sierra del Rosario, que a su vez, forma parte de la Cordillera de Guaniguanico. La extensión territorial es de 301 km2. Limita al norte, y en plena Sierra, con el municipio de Bahía Honda; al sur con el Golfo de Batabanó, en el Mar Caribe, que baña sus costas; al este con el municipio de Artemisa; y al oeste, con el término de San Cristóbal.
Sumario
Caracterización General
En el municipio de Candelaria su población es mayoritariamente urbana, concentrada en el pueblo cabecera que le da nombre al municipio. La población en el 2016 ascendía a 20 927,00 habitantes, lo que da una densidad de 69 habitantes por kilómetro cuadrado. Del total de residentes 13 341 viven en zona urbana, mientras el resto lo hace en el área rural.
La geología del territorio es compleja, especialmente en la montaña. Si se toma como orden el eje norte-sur, donde presenta alturas formadas por las rocas más antiguas del territorio, cuya antigüedad se remonta a más de ciento sesenta millones de años lo que corresponde al período jurásico. También se encuentran rocas del cretácico superior y del paleógeno. En la llanura, de edad geológica más reciente, se hallan rocas del neógeno, del mioceno, del cuaternario, del pleistoceno y del holoceno.
El relieve de Candelaria ofrece zonas bien definidas: la ciénaga litoral, faja pantanosa cubierta por tupidos manglares; la llanura occidental, formada de estratos calizos, inclinados ligeramente hacia el sur; la Sierra del Rosario, que ocupa la mayor parte del municipio, compuesta por rocas calizas jurásicas, de color gris oscuro, fuertemente plegadas y con fallas, identificadas por cadenas de montañas casi paralelas y valles longitudinales, como el de Río Hondo; arroyo Manantiales; Bayate, San Juan y otros valles de menores dimensiones.
En el municipio existen numerosas cavernas. Entre las más notables están: Los Miqueos; Moriche; Santa Rosa, cauce subterráneo de un afluente del Río Bayate; y otras como: Frías, Las Minas, Los Muchachos, El Refugio y El Murciélago.
Entre las elevaciones más importantes están: loma de El Salón, con 560 m, la más alta del territorio; La Pimienta, 523m y El Taburete, 453m. Un poco más al oeste de esta última, se hallan las de Miracielo, La Caoba, Juan Ganga, y el Mogote o mirador es áreas de la villa turística Soroa.
Entre los ríos y arroyos más significativos del municipio, se encuentran, en la vertiente sur: Bayate (el más caudaloso); Río Hondo, que comienza con tres arroyuelos, atraviesa la serranía y desemboca en el llano, en terrenos del municipio de San Cristóbal; el segundo río es el San Juan, cuyo origen se produce en las elevaciones de Las Peladas, El Mulo y Mango Rubio, que atraviesa en plena montaña la pintoresca comunidad de Las Terrazas.
En la vertiente norte, aunque allí el territorio no abarca mucha superficie, existen varias corrientes de agua, vale mencionar los nacimientos de los ríos: San Francisco al este; San Claudio al norte y Santiago hacia el noroccidente. Hay otras corrientes de menor importancia: arroyos Santo Domingo, Candelaria y Jejenes, situados en la llanura sur, los cuales suelen cortarse en temporada de seca. Como accidente hidrográfico emblemático, símbolo del territorio, se destaca el Salto del Manantiales o de Soroa, con 22 m de altura.
El clima en el municipio se comporta de forma similar al resto del país, con algunas localidades modificadoras de acuerdo a sus características. En la llanura, se presenta un clima más seco, con temperaturas más altas, a diferencia de las montañas; en estas últimas ocurre lo contrario, al hallarse a mayor nivel sobre el mar y estar cubiertas por espesa vegetación de bosques. Este factor provoca que las precipitaciones y la humedad sean mayores con respecto al llano, principalmente en las zonas de los valles fluviales intramontanos, como los de Soroa, Bayate y San Juan, al formar una especie de microclima.
En Candelaria, el mayor por ciento de la riqueza forestal desapareció a través de los siglos de explotación indiscriminada. Grandes extensiones de bosques fueron desbastadas en el período colonial, con el objeto de ser utilizados como combustible para los ingenios, la construcción y reparación de embarcaciones, muebles y la exportación; así como para crear zonas de cultivos.
En el periodo de República Burguesa continuó la destrucción de la vegetación, dirigida a la construcción de muebles y la elaboración de carbón vegetal. Solo a partir de 1968, fue cuando se logró restablecer parte de aquellos bosques extinguidos, dándole un uso racional y objetivo. En 1985 la porción oriental de la Sierra del Rosario fue declarada por la UNESCO, Reserva de la Biosfera.
La vegetación de la Sierra del Rosario posee un predominio del bosque tropical siempre verde. La existencia de este tipo de floresta se debe, en gran medida, al gradiente de disponibilidad del agua en el suelo, y a las características geomorfológicas de la zona.
La desaparición de los bosques y la persecución constante del hombre, provocó el confinamiento en el área más boscosas de las montañas, de las especies sobrevivientes en el territorio; lugar donde también son objeto de la caza indiscriminada, poniéndolas de hecho en peligro de extinción; entre ellas se hallan la jutía (Capromis sp) y el negrito (Pyrrhula nigra).
En general, la fauna del territorio está caracterizada por la poca abundancia de mamíferos y la riqueza de aves, reptiles, moluscos, anfibios e insectos. Los murciélagos se identifican por varias especies. El resto de los mamíferos constituyen especies introducidas.
Los estudios sobre los reptiles ha permitido la identificación de diferentes variedades de saurios de los géneros Anolis y Chamaleolis; la especie más carismática es la de Anolis Vermiculatus, su asociación a los ríos entre montañas le da una singularidad extraordinaria.
Las aves tienen una alta presencia en el territorio, muy en especial en la zona montañosa. Entre las aves de mayor visibilidad están el tocororo (Priotelus temnurus), ave nacional de hermoso colorido; la pedorrera (Todus multicolor), y el zum-zum (Orthorhychus ricordi), entre otros.
Los peces también han sido sometidos a un gran exterminio, aunque todavía se pueden encontrar en ríos y arroyos, lagunas y costas, algunas especies como la biajaca, la guabina, el patao, el ronco, el sábalo, la trucha y otros.
Por último, uno de los grupos más interesantes es el de los moluscos, con sus formas y gamas de colores, donde se pueden identificar las especies terrestres Sachrysia sp. y Emoda sagraiana
Período de la Comunidad Primitiva
El desarrollo de las comunidades aborígenes que habitaron el espacio de Candelaria, se corresponde con la etapa cuando el hombre se apropiaba de los recursos de la naturaleza. Esta relación los hacía dependientes del medio geográfico, en particular de aquellas zonas con abundancia de alimentos.
Los descubrimientos correspondientes a Candelaria suman ya siete, y están ubicados en las cuencas de los ríos San Cristóbal, Hondo y Manantiales; sobre todo este último con cinco sitios arqueológicos. En 1944, se localizó el primero, a pocos metros de las instalaciones de la actual villa turística Soroa. Este hallazgo conmovió a los científicos, pues se trataba de un sitio funerario. Los restos humanos allí descubiertos, se hallaban en un pequeño abrigo rocoso. La Solapa Funeraria, como se le conoce, permitió el estudio de los vestigios de siete individuos, donde se destacan los cráneos, entre otras piezas. La datación de los huesos arrojó una antigüedad de 2 200 años antes del presente.
En 1985, se realizó el segundo hallazgo en Soroa, el nuevo asentamiento se localizó al oeste de las instalaciones turísticas ya indicadas, constituidos por una pequeña gruta. Innumerables evidencias de instrumentos y restos de alimentos, ratificaron la presencia del hombre primitivo en la cavidad subterránea. Poco después, ocurrió el tercer descubrimiento, muy cerca de la cascada de Soroa; este sitio aportó nuevos elementos de indiscutible filiación prehispánica, donde sobresalían algunos fragmentos de huesos humanos. Al año siguiente, dos hallazgos más, al noroeste de Soroa, confirmaron el contacto de los aborígenes con esta región.
El grupo cultural que dejó sus huellas en Candelaria, se caracterizó por una organización, donde la propiedad sobre los medios de producción era colectiva, por lo tanto, las actividades económicas también se ejecutaban de igual manera.
Los restos de alimentos hallados en los sitios arqueológicos de Candelaria, a pesar de la falta de estudios más profundos, permiten identificar como principales actividades económicas, la caza de mamíferos, fundamentalmente la jutía (Capromys sp), recolección de moluscos terrestres, semillas, frutos, así como la captura y pesca fluvial.
Entre las manifestaciones más relevantes de los pobladores originarios de Candelaria, está el culto a los muertos, puesto en práctica en la ya citada solapa funeraria de Soroa, donde se identificaron los restos de varios individuos, quienes fueron objeto de un entierro secundario.
La llegada de los colonizadores españoles frenó el proceso evolutivo de los pobladores originarios; este fenómeno no ocurrió de igual manera a lo largo del territorio insular: en determinadas regiones se produjo con un carácter más violento. En el territorio de Candelaria, todo parece indicar que no hubo actos de genocidio, debido a lo disperso del poblamiento y al atraso socioeconómico.
En cambio, debió ocurrir un gradual proceso de integración. El bajo número de los primeros pobladores en la zona, contribuyó a una presencia poco significativa, en las primeras centurias y dejaran de percibirse con sus rasgos distintivos, para formar parte del término ajiaco cultural, síntesis de la cultura cubana.
Período Colonial
El contacto inicial europeo con el occidente del archipiélago cubano, se produjo en el mes de junio de 1494, en ocasión de realizarse el segundo viaje de descubrimiento del almirante Cristóbal Colón, en bojeo por la costa sur; en esta ocasión ocurrió el avistamiento de la Sierra del Rosario, primer elemento geográfico descrito por los europeos, del espacio que ocupa Candelaria.
Evolución económica
La ocupación efectiva del espacio de Candelaria, se produjo a partir de la segunda mitad del siglo XVI, con el incentivo de la economía ganadera. La primera merced en el territorio fue la del corral Bayate, la fecha de concesión se remonta al año 1569, al otorgársele a Cristóbal Sánchez para la cría de ganado porcino. Después de los repartos en el siglo XVI hubo una pausa, hasta que en pleno siglo XVII, comenzaron a ser solicitadas nuevas posesiones en el territorio de Candelaria. Este proceso de autorización de tierras fue detenido en 1729, por una Real Cédula que prohibía la distribución de haciendas.
Uno de los predios con vinculación a la ulterior población de Nuestra Señora de la Candelaria, fue la hacienda homónima. En 1698, aparecían como sus poseedores los herederos de Manuela Carrillo del Castillo, los hermanos Jacinto y José Caniego Valdespino.
Hacia la segunda mitad del XVII, ya la ocupación del territorio de Candelaria era un hecho, al emprender un proceso de difusión agrícola y ganadera; así como la subdivisión del latifundio primitivo. Muchas de las haciendas originarias empezaron a poblarse de fundos agrícolas: Bayate, San Pedro de Guanacajes, San Juan de Contreras y otras.
Para ese momento, la agricultura se propagó en sus formas comerciales y subsistenciales, estas últimas muy necesarias para la supervivencia del núcleo ganadero. Este tipo de agricultura tuvo un crecimiento progresivo, en la misma medida del aumento de la población.
Por su parte, la vega de tabaco en principio, y luego los potreros, cafetales e ingenios, fueron los causantes de la disolución y obsolescencia del latifundio originario. A lo largo de casi todo el siglo XVIII, esta región no desarrolló una verdadera economía mercantil, la plantación demoraría un poco en llegar al territorio. A partir de ese momento lo más importante fue el proceso de disolución de las grandes haciendas primitivas.
La ocupación de las tierras de este territorio, para el desarrollo de la plantación cafetalera, se remonta a la última década del siglo XVIII, en el espacio bajo la administración del Partido Santa Cruz de los Pinos. Este fenómeno ocurrió como consecuencia directa de la revolución haitiana, iniciada en 1791, y la resultante inmigración forzosa de colonos franceses.
La parte más salvaje del territorio, la Sierra del Rosario, al ser ocupada por los caficultores, causó el poblamiento de los valles de los ríos Pedernales, San Juan, Bayate, Manantiales, Río Hondo, San Francisco, San Claudio y Santiago, los cuales constituían, a la vez, las vías de comunicación para penetrar en la serranía ante la inexistencia de otros caminos. El número de cafetales fomentados entre 1791 y 1847 en el territorio, pasó del centenar.
Por su parte, en la llanura sur se desarrolló la industria azucarera. El primer ingenio en el territorio fue el Carambola, erigido en 1824. Entre 1839 y 1842, se levantaron los ingenios: Galope, Empresa y Flora.
Para 1800, el cultivo del tabaco se había extendido por toda la comarca de Vuelta Abajo, desde el río Bayate hasta el extremo occidental. La demolición de los corrales, sobre todo los situados en la llanura meridional, no siempre estuvo vinculada al cultivo de la caña y el café; haciendas ganaderas de aquel partido, como el Bayate, al ser demolido en 1815, dio lugar al fomento de un número de vegas de tabaco. En 1817 la Real Factoría en Los Palacios, interesada en el conocimiento de las tierras factibles para el tabaco, mandó a levantar el plano del río Bayate, donde ya existían vegas realengas. En 1846, el partido Candelaria, poseía 107 vegas de tabaco, productoras ese año de 759 cargas.
Estructura político-administrativa
El partido Santa Cruz de los Pinos, establecido en 1765, espacio dentro del cual evolucionó la proto Candelaria, no sufrió cambios hasta 1804. En 1805, debido a lo extenso del espacio del partido, se efectuó una segregación en el extremo este, conformándose con ese territorio, el partido San Marcos. A continuación, se creó, también hacia el este, el partido Guanacajes, con tierras separadas del de Santa Cruz de los Pinos. A este último, en 1816, se le reintegró los terrenos de Guanacajes, para quedar igual al espacio de 1805.
A tenor de la fundación del pueblo de Nuestra Señora de la Candelaria, en el propio año de 1816, se trasladó para él la capitanía pedánea de Santa Cruz de los Pinos, hasta el año de 1828, cuando pasó a San Cristóbal.
El viernes 1 de marzo de 1844, Candelaria obtuvo por orden del capitán general de la Isla, Leopoldo O`Donell, la residencia oficial de la capitanía pedánea del partido Santa Cruz de los Pinos. Esta decisión fue consecuencia de las constantes gestiones del vecindario de Candelaria, quienes denunciaron en reiteradas ocasiones, el ilegal traslado hacia San Cristóbal, ocurrido en 1828. Pero en el propio año 1844, el partido de Santa Cruz de los Pinos se dividió en dos: Candelaria y San Cristóbal, independientes de cualquier jurisdicción hasta 1847.
La fundación del pueblo de Nuestra Señora de la Candelaria, como ya se dijo, ocurrió en 1816, momento de la institucionalización del pueblo, al quedar constituidas la iglesia y la capitanía pedánea del entonces partido Santa Cruz de los Pinos, así como el cumplimiento de las demás exigencias establecidas por las leyes de Indias.
Esclavitud y resistencia
Entre 1790 y 1846, se agudizaron las contradicciones sociales al estructurarse de un modo más antagónico las clases sociales, el hecho de que en este período, la esclavitud patriarcal fuese sustituida por la explotación intensiva del esclavo convirtió, en este territorio al negro y al blanco en irreductibles enemigos de clase, dándole un contenido racial a esta contradicción económica. Entre las clases explotadas, los esclavos de ingenios, cafetales, sitios de labor y otras ocupaciones, llevaron la peor parte.
Las características naturales y el desarrollo socioeconómico del territorio de Candelaria, condicionaron la estimulación de la resistencia esclava. La variante de mayor desarrollo fue el cimarronaje en cuadrilla, alrededor de las haciendas, a partir de movimientos constantes por parte de un grupo de cimarrones armados, de donde obtenían la mayor parte de los alimentos necesarios para la subsistencia a base de la depredación y el robo. No por ello, dejaron de fomentarse algunos palenques y en menor proporción el cimarronaje simple.
Durante más de un siglo los cimarrones fueron perseguidos con saña en el territorio de Candelaria, por los cuerpos represivos del sistema colonial, en particular los celebérrimos rancheadores.
Luchas contra el poder colonial
A partir de la primera mitad del siglo XIX, se comenzaron a percibir manifestaciones de oposición al poder colonial español en el espacio de Candelaria. La primera manifestación de peso que se evidenció en la comarca fue la del denominado movimiento anexionista, que trajo al territorio la presencia en 1851 del cuerpo expedicionario comandado por Narciso López, quien sostuvo en el cafetal San Juan Bautista (Frías) uno de los combates de aquella fracasada incursión con fuerzas españolas. Al año siguiente, en la zona montañosa de Soroa, fue descubierta la Conspiración de Vueltabajo.
Años después, la Guerra de los Diez Años (1868-1878), tuvo como escenario fundamental las provincias centrales y orientales, aunque hubo conspiraciones y acciones realizadas por los revolucionarios en el occidente cubano. En esta parte de la Isla, el influjo insurrecto condujo a levantamientos y acciones bélicas aisladas, tema aún por estudiar de modo más profundo.
En el espacio del actual municipio de Candelaria, se produjeron conspiraciones levantamientos y algunas acciones combativas. Entre las más notables estuvo el frustrado intento de rebelión del patriota habanero, Agustín Santa Rosa Milanés, el 6 de noviembre de 1868; y el pronunciamiento de Soroa en febrero 1869, al frente del cual estuvo el venezolano José María Aurrecoechea. Pero, la mayor permanencia beligerante durante la etapa de la Guerra de los 10 Años la protagonizó las fuerzas bajo la dirección de Carlos García.
Nuevamente a finales del siglo XIX, bajo los nuevos preceptos en los cuales se basaba la organización de la guerra necesaria organizada por José Martí, comenzaron las primeras conspiraciones en Candelaria, para esperar el momento preciso para alzarse a la manigua. El espacio de este municipio se vio envuelto en un conflicto bélico, donde los cubanos intentaban despojarse del yugo colonial español.
La nueva epopeya libertadora se inició el domingo 24 de febrero de 1895, pero a la provincia de Pinar del Río, la llama de la insurrección llegó casi un año después. Ello permitió la proliferación y fortalecimiento de los grupos de conspiradores. En Candelaria se destacaron Roberto Delgado Santa Cruz, patriota insigne del municipio, Pedro Sáenz Yáñez, Antonio Laurent Pérez y Julián Zárraga Collazo.
El jueves 5 de diciembre del propio año, se levantó en armas el primer grupo, con Sáenz Yáñez a la cabeza. El lunes 6 de enero de 1896, se alzó en este mismo territorio, Delgado Santa Cruz. Con igual fecha, Laurent Pérez, se pronunció en armas con un grupo de cuarenta y cinco hombres, uniéndose a las fuerzas que penetraban por el sur, paralelo a la ruta seguida por la columna invasora.
A partir de la llegada de la invasión a la provincia de Pinar del Río, en enero de 1896, todo el espacio de Candelaria fue testigo de innumerables acciones combativas. La guerra tendría en esta comarca tres etapas: del 5 de diciembre de 1895 al 9 de noviembre de 1896, momento del inicio de los primeros alzamientos de patriotas candelarienses y acciones combativas, hasta la entrega de la dirección de la división de Pinar del Río al general Juan Rius Rivera, hasta ese momento al mando de Antonio Maceo Grajales; del 9 de noviembre de 1896 al 29 de marzo de 1897, etapa cuando la división de Pinar del Río estuvo a las órdenes del general Rius Rivera, que concluyó con su apresamiento el 29 de marzo de aquel año; de 1897 a diciembre de 1898, etapa en que se estructura y opera el sexto Cuerpo de Ejército de Pinar del Río, bajo las órdenes del general Pedro Díaz Molina.
Las acciones combativas más celebres ocurridas en suelo candelarience, entre 1896 y 1898, están: el asedio a Candelaria (5 y 6 de febrero del 1896); combate de Laborí (11 de febrero del 1896); combate de Galope (18 de marzo del 1896); combate de Soroa (24 y 25 de octubre del 1896), donde cayó el coronel Francisco Frexes Mercadé, auditor de guerra y jefe del despacho del Estado Mayor de Maceo; las acciones combativas en la cuenca superior del Río Hondo en el mes de marzo de 1897; los combates de la cuenca superior del río San Juan a lo largo del año 1897 con las fuerzas del general Pedro Días Molina.
El domingo 20 de noviembre de 1898, el general Díaz recibió la noticia del acuerdo de la Asamblea de Santa Cruz del Sur sobre el licenciamiento del Ejército Libertador. Al final de la guerra, en las postrimerías del mes de diciembre, el Ejército Libertador hizo su entrada en el pueblo de Candelaria. La mayoría del pueblo los recibió con muestras de simpatía, ante las resignadas caras de los partidarios de España. En honor a los patriotas cubanos se celebró un gran baile en el salón de sesiones del Ayuntamiento.
Al concluir la guerra por la Independencia en 1898, el territorio candelariense quedó en una situación difícil, debido a las pérdidas económicas y humanas como consecuencia del conflicto. En particular la reconcentración y las epidemias fueron fatales y repercutieron en la demografía local de manera significativa. La población mermó en un porciento alto y no se vino a recuperar hasta una década después como se conocerá más adelante.
Período de la República Burguesa (1898-1959)
Evolución económica
La ocupación militar de los Estados Unidos en Vueltabajo se inició a finales de 1898. El lunes 12 de diciembre de ese año, tras una breve parada en la estación ferroviaria de Candelaria, el tren donde viajaban las tropas intervencionistas norteamericanas destinadas a la provincia de Pinar del Río, continuó viaje hacia esa ciudad para tomar posesión oficial el miércoles 14 de diciembre de 1898. La presencia de tropas yanquis en el territorio se prolongó hasta mediados de 1902.
Con la intervención norteamericana, se tomaron medidas cuyo fin fue el dominio en el plano político y jurídico en Cuba. El gobierno interventor de Estados Unidos de Norteamérica, tras asumir la dirección de la Isla, comenzó a organizar las estructuras del gobierno civil a todos los niveles. En Candelaria se eligió como alcalde de facto a José Fernández Casimiro.
Entre las primeras medidas establecidas por los norteamericanos, estuvo también la supresión de un grupo de ayuntamientos, debilitados tras el paso de la guerra, entre ellos el de Candelaria. En 1900, se le anexó a Candelaria parte del suprimido ayuntamiento de Las Mangas; y el 8 de diciembre de 1901, fue abolido el ayuntamiento de Candelaria, incorporándose su territorio al de San Cristóbal.
Por acuerdo del Congreso fue restablecido el municipio de Candelaria, el miércoles 20 de julio de 1910. El nuevo municipio se estructuró en doce barrios, con una extensión territorial de 502,74 km². El funcionamiento del gobierno local, se basaba en una cabecera de término, conjunción del poder ejecutivo ejercido a través de concejales.
En el municipio de Candelaria también se asentaron colonos norteamericanos. Entre 1902 y 1912 adquirieron propiedades agrícolas un total de doce individuos de aquella nacionalidad, quienes llegaron a adquirir quince fincas de diferentes dimensiones. La ocupación de tierras no fue significativa si se compara con lo sucedido en otros territorios de la Isla.
Estas personas se dedicaron en general a las actividades agrícolas. A partir de 1905, los propietarios norteamericanos comenzaron a vender algunas de las propiedades adquiridas. En principio, las operaciones de compra-venta se efectuaron entre ellos, pero a partir de 1917, en plena guerra mundial, iniciaron la transferencia de manera masiva. Este proceso de ventas culminó en 1920.
En general, la evolución económica entre 1898 y 1859 del municipio Candelaria tuvo un comportamiento con altas y bajas. A comienzo de esta etapa (1898-1925), la actividad agrícola en Candelaria, a pesar de los estragos ocasionados por la pasada guerra y del carácter monoproductor, rescató cultivos tradicionales. Hacia 1902 el café se cultivaba en la zona montañosa, en particular en la cuenca superior del río Hondo, en la zona conocida como El Brujito, considerado uno de los mejores de la Isla. En total existían 27 fincas cafetaleras, indicador del proceso de recuperación de este cultivo desde mediados del siglo XIX, cuando este renglón se deprimió.
Otros de los cultivos importantes de este momento fue el tabaco. En 1902 se reportaron 148 vegas de la aromática hoja, que junto al café, tuvo un gran peso en la agricultura local. Años después, en 1923, se destacaban trece vegas como las más importantes.
También las actividades pecuarias fueron desarrolladas después de culminada la contienda bélica del 95. En 1902 ya existían 38 potreros de mayor o menor área productiva.
En la etapa comprendida entre 1925 y 1948, la agricultura continuó siendo la principal actividad económica y su producto fundamental, la caña de azúcar, en correspondencia con el carácter monoproductor de la economía cubana.
Como ya se dijo, otros renglones importantes de la agricultura local eran el tabaco y el café; a este último se hallaban dedicadas, en 1929, 79 caballerías en la zona montañosa. Además comenzó a penetrar por el este, y procedente de Artemisa, el cultivo de la piña, que se convertiría en un renglón importantísimo en el término.
La ganadería representó otra de las principales actividades económicas del municipio. En 1929, el ganado vacuno se desarrollaba en mayor proporción en la llanura, sin descartar la zona montañosa donde existían 34 fincas destinadas a potreros con una superficie de más de siete mil hectáreas.
Dentro de las nuevas formas de gestión económica, se hallaba el turismo privado. En 1930 se constituyó en La Habana la Sociedad Soroa S.A. El objetivo de esta compañía era, entre otras cuestiones, efectuar contratos de arrendamientos, aparcerías, refacción agrícola, con el fin de fomentar el cultivo y explotación de los terrenos de la compañía, comprar y vender propiedades de todas clases, especialmente terrenos, y distribuirlos en lotes rústicos o urbanizados.
Para la etapa de 1940 a 1952, se mantenían los mismos renglones económicos. La agricultura local se vio afectada hacía 1942 por los efectos de la Segunda Guerra Mundial, ello obligó al gobierno a dictar la llamada ley sobre cultivos de emergencias, debido a la situación creada por la guerra. En sentido general, la agricultura sufrió una ligera diversificación a partir del auge del cultivo de los frutos menores, en especial de la piña morada. Para 1945 el municipio Candelaria fue el segundo productor nacional de esta fruta, después de Ciego de Ávila.
En general, durante el periodo neocolonial, el sector agropecuario en el municipio fue el de mayor importancia dentro de la economía local, por las características naturales del territorio y, en la misma medida, reflejaba la deformación estructural en general. La economía se manifestó, a juicio de algunos, mediante las siguientes características: predominio del monocultivo en el municipio, la caña de azúcar era el principal producto y, en menor escala, se cultivaban viandas, café y tabaco; la existencia de gran cantidad de tierras ociosas y de áreas sembradas de caña.
Evolución cultural
Entre las primeras manifestaciones artísticas practicadas en Candelaria, en los inicios del período neocolonial, está la música, de gran arraigo popular. El baile de la yuca, de origen africano, practicado desde el siglo anterior, continuó, aunque ya con modificaciones sustanciales; se bailaba al sur del poblado, en el barrio suburbano de La Sabana. Esta manifestación fue debilitándose hasta desaparecer en las primeras décadas del siglo XX.
Uno de los acontecimientos más importantes ocurridos en Candelaria, lo constituyó la llegada del cine. En 1910 comenzó a funcionar una sala cinematográfica, en el actual local de la cafetería El Central, que a la vez prestaba servicios de fonda. Muchas de las funciones eran amenizadas por el conjunto musical La Charanga Típica, en los tiempos cuando el cine silente dejaba cierto vacío sonoro. En esta sala solían presentarse obras teatrales, protagonizadas por artistas locales aficionados. En 1918, quebró el propietario, y con ello desapareció el cine El Central. Por esta misma fecha, hizo su aparición un cine ambulante, cuya característica singular, era su funcionamiento en una carpa.
Otra manifestación, indicadora del nivel de desarrollo de la cultura local, fue la prensa plana. En 1914, se fundó el periódico El Imparcial, de corte político, promovido por el poeta Paulino G. Báez, quien creó también la Revista de Candelaria. Al año siguiente nació el periódico El Combate, cuyo contenido era sobre temas políticos y de interés general, su director fue Eufemio Escudero Miranda, quien también dirigió el órgano local El Derecho.
Al culminar la contienda bélica de 1895-1898, solo funcionaba como escuela la edificación existente en el sitio donde hoy está la Casa de Cultura. Para este momento fue necesario habilitar maestros, labor realizada por Florinda de los Santos, quien a su vez formó a las maestras de Candelaria. En 1912, funcionaban un total de diez aulas, repartidas en cinco escuelas. Una era propiedad del Estado, el resto eran alquiladas.
Con relación a la arquitectura y urbanística, Candelaria entre 1898 y 1925, si bien mantuvo su identidad alcanzada en el siglo XIX, sufrió algunos cambios. La influencia neoclásica provocó el surgimiento de nuevas construcciones. El influjo de la arquitectura inglesa quedó registrada en la estación ferroviaria, reinaugurada en 1906. En las construcciones desarrolladas al principio del siglo XX, se observa como regularidad, los altos puntales y el empleo de la teja francesa, así como el ladrillo y la tabla.
Al despuntar la década de 1930, se fundó la Academia Martí, cuyos fines estaban dirigidos a la preparatoria de los estudiantes para la segunda enseñanza; fundada y dirigida por el excelso educador del magisterio local, José Pensol Lavandera Ferro, cuyo prestigio traspasó los límites municipales.
A comienzos de los cuarenta, surgieron cuatro escuelas cívico-militares, además de catorce incorporadas, para un total de dieciocho escuelas. Las escuelas rurales eran treinta y cuatro en total.
A pesar del incremento del número de escuelas, el grado de analfabetismo en la población con más de veinte años, se elevaba en 1943 a 64%, debido a que este segmento etario no podía darse el lujo de estudiar cuando por delante tenía necesidades subsistenciales.
En el campo del periodismo surge una nueva posibilidad para los articulistas y escritores de la localidad; el 24 de noviembre de 1943, se dio a conocer la circulación del decenario local El Faro. Para 1944, se leía el diario político El Abecedario, órgano oficial del Partido ABC.
A iniciativas del entonces alcalde municipal, Melecio Santos González, el 2 de febrero de 1952, en el marco de la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Candelaria, se propuso instituir el Día del Candelariense Ausente. También con el beneplácito de la alcaldía se instituyó, como símbolo local, el escudo de Candelaria, concebido a partir de los elementos distintivos del término.
Para la Etapa de 1952 a 1958, debido a las pocas posibilidades de los habitantes del municipio para asistir a las aulas, como sucedía en el resto del país, el porciento de analfabetismo era de 30,1% en 1953, que al compararse con el porcentaje nacional (26,6%), da la medida de la situación local.
Evolución Política
Entre otros partidos políticos, la fundación del Partido Comunista en Candelaria se produjo en 1938, trece años después de su creación nacional. Las condiciones concretas en este municipio, tanto en lo objetivo como en lo subjetivo, no permitieron la consolidación de una agrupación comunista en ese tiempo. El exiguo grupo inicial de obreros, y la falta de una dirección para la lucha, fueron factores determinantes en el silencio ocurrido durante esa etapa.
Durante el mandato de Ramón Grau San Martín, hubo un recrudecimiento del anticomunismo, hecho que tuvo sus manifestaciones en la localidad, contra los miembros del Partido Socialista Popular (PSP). El 12 de febrero de 1948 el primer teniente del puesto del Escuadrón 20 de la Guardia Rural, Luis García y Ortega, le dirigió una comunicación al Juez Municipal en la cual expresaba que, el círculo del partido Socialista Popular de Candelaria se ocultaba banderas armas, emblemas, insignias, lemas y otros distintivos, considerados como atentados contra “régimen republicano democrático de la República de Cuba”.
Con los cambios políticos ocurridos a partir del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, la población cubana vio agudizarse su situación a límites insostenibles, caldo de cultivo para la evolución de una situación revolucionaria. En Candelaria, los sectores más progresistas comenzaron a organizarse para enfrentar la tiranía.
En diciembre de 1952 el líder estudiantil Fidel Castro Ruz y José Suárez Blanco realizaron una visita a Candelaria, donde residían un grupo de jóvenes con inquietudes revolucionarias. Este contacto tuvo como escenario la casa de Tomás Solano, donde se acordó efectuar una reunión posterior con algunos jóvenes de confianza, para ultimar detalles de la lucha revolucionaria.
La segunda reunión con Fidel se realizó en marzo de 1953, en esta ocasión acompañaban a Fidel, José Suárez Blanco, Ciro Redondo, Marcos Martí, Ramiro Valdés y Abel Santamaría; en representación de la juventud candelariense se encontraban entre otros: Ricardo y Tomás Solano y Jorge Cabeza. En ese momento nada se habló sobre el Moncada, aunque este encuentro obedecía al plan previo a su ataque; en esta oportunidad, se eligió como jefe de la lucha clandestina en Candelaria a Tomás Solano, quien junto a los demás jóvenes de la localidad asistentes a la sesión, comenzó a gestionar la constitución del primer comité.
En los primeros meses de 1956, se creó la célula del movimiento revolucionario 26-7 en Candelaria, con el juramento de la bandera, cuyo escenario fue la Casa Católica. La lucha revolucionaria en el municipio, comenzó a tomar auge a partir del desembarco del yate Granma. El movimiento se estructuró en junio de 1957, en reunión efectuada en la vivienda de Tomás Solano. Se crearon dos subgrupos: Resistencia Bélica o Acción y Sabotaje, cuyo jefe era Jorge Cabezas; Resistencia Cívica, compuesto por el movimiento obrero, bajo la dirección de Manuel Arias; y un grupo de mujeres encabezadas por María Teresa Lugo; como coordinadores del movimiento quedaron José Amat y Osvaldo González.
La pequeña célula del movimiento 26-7 en Candelaria, realizó múltiples actividades entre 1956 y 1958, encaminadas a desmembrar el régimen; entre las de mayor importancia se encuentran la quema de cañaverales, distribución de propaganda, venta de bonos, dirigida a la recaudación de algún dinero para la compra de armas, alimentos y todo tipo de avituallamientos para la lucha. En el parque de la localidad se colocaron petardos, causantes de daños en el Ayuntamiento, los cuales dejaron clara la beligerancia del M-26-7.
El municipio de Candelaria apoyó con decisión la lucha armada desde los primeros momentos, para ello se desarrolló de manera permanente y esforzada labor de formación ideológica y la prestación de ayuda material a quienes ya luchaban en las montañas pinareñas, donde ya desde el 30 de Noviembre de 1956, operaba un grupo de revolucionarios para al igual que las demás provincias, dar el máximo apoyo a los expedicionarios del yate Granma.
Período de la república socialista (1959-2015)
El advenimiento del triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959, fue recibido con júbilo indescriptible por los candelarienses, quienes en apretada multitud marcharon hasta el cuartel de la Guardia Rural, como muestra de su apoyo a la Revolución. Se abría así un nuevo y difícil período histórico.
Para el municipio de Candelaria, antes el más oriental de la provincia de Pinar del Río, la victoria revolucionaria significó, como en el resto de la provincia y el país, la erradicación del marcado atraso que en todos los órdenes sufría el pueblo.
Entre las primeras acciones legales del gobierno revolucionario en el territorio estuvo la intervención del balneario de Soroa, propiedad de Rafael Bernal, ex representante del gobierno de Batista. Después de la intervención del centro, continuaron los trabajos para dejar concluido un centro turístico de gran envergadura, el 18 de octubre de 1959, Fidel Castro, en visita al balneario, anunció la culminación, por parte del Gobierno revolucionario, de esta instalación recreativa.
En agosto de 1960, se integraron todas las organizaciones femeninas existentes en el país en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). La FMC organizó a las grandes masas femeninas para reflejar sus intereses e inquietudes. En el territorio de Candelaria, la primera delegación instituida fue la Fulgencio Oroz en el año 1960. Con la participación de trece mujeres se efectuó la reunión constitutiva en la antigua creche Catalina Partagás, presidida por la dirigente provincial Marina Azcuy; esta delegación llegó a tener ciento cincuenta miembros. Sus fundadoras fueron Esperanza Ríos, Dora y Delia Donate, Julia Espinosa y Caridad Alonso.
Ese mismo año, el 28 de septiembre se crearon los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), estos aglutinaron y organizaron a la población, en su actividad fundamental; la defensa de la Revolución. En el caso de los CDR su dirección fue desempeñada por José Santa Cruz.
Estrategia económica
La estrategia económica de la Revolución, se llevó a vías de hecho en el municipio. El proyecto de la Revolución acerca de la industrialización y la creciente sustitución de importaciones por producciones nacionales, así como el de la diversificación de la economía cubana, tendía a hacerse realidad, en la medida que el poder revolucionario se hacía más fuerte, a pesar del gran atraso existente en la contabilidad de las empresas nacionalizadas y la carencia de datos, sobre todo en la agricultura, además de la reacción suscitada tanto en la contrarrevolución interna como externa.
En el territorio se organizaron once bases campesinas a inicio de 1961. Más adelante (1963), con la existencia en la región de un representante de sus intereses, así como teniendo en cuenta la necesidad de organizar las bases campesinas acorde a la cantidad de sus miembros, se subdividieron algunas para quedar constituidas catorce entre 1963 y 1964.
Referente a la organización agropecuaria, el municipio contaba con 1 plan de arroz, 1 plan de caña, 1 plan especial de semilla, 2 centros porcinos, 8 vaquerías y diez unidades avícolas; y los planes de tabaco y hortícola, que agrupaban a los pequeños agricultores del territorio.
La Revolución se planteó además, como una tarea primordial, la industrialización del país, ya fuese a través de la creación de nuevas industrias o mediante la modernización de las existentes; tal es el caso de la fábrica El Gallito.
Con el objetivo de diversificar la producción agrícola, también se intensificaron los planes arroceros en la zona, sobre todo en los años 1961 y 1962, las granjas Marcos Martí, Manuel Fajardo y Juan Jorge Soto, se dedicaban al cultivo del arroz. La readaptación de la producción hizo posible la unificación de estas y otras granjas en el plan de arroz.
En el caso de los sectores relacionados con la agricultura y su diversificación, se obtuvo la creación en el año 1965, del Plan Hortícola Amistad cubano-búlgara, en los antiguos terrenos de la finca Hato Viejo.
El municipio contaba en el año 1970, con el centro Ciudad Industrial, donde se realizaban reparaciones ligeras, medias y generales a los equipos agrícolas; también se construían pipas para el almacenamiento de la miel de purga, así como aperos de labranza y otros equipos.
Otros establecimientos industriales del territorio eran: el matadero de reses, 1 incubadora de pollos, 1 secadero de arroz, 1 cantera, 1 fábrica de tabaco torcido y 1 matadero de aves, entre otros.
En mayo de 1969, se realizó una nueva organización al crearse el plan semilla. En opinión de algunos técnicos, existían en estos terrenos condiciones naturales óptimas para la conversión de este centro en suministrador de semillas para el municipio y otras zonas del país.
Por otra parte, el sector privado en el año 1965, como consecuencia de la diversificación en la agricultura, se hizo sentir con un considerable número de caballerías de tierras sembradas de los más diversos productos del agro.
La escogida de tabaco V-3, nacionalizado en el año 1961, pasó a formar parte de la empresa Cubatabaco; con la integración de esta escogida, se incrementó la organización del trabajo. La fábrica El Vizcaíno también pasó en el año 1965 a dicha empresa.
En los momentos en que el proceso de rectificación de errores de la Revolución Socialista, estaba en su apogeo y madurez, y se tenía la conciencia de la necesidad de orientar la economía y la sociedad cubanas. Se produce en 1991, la desintegración del sistema socialista en Europa del Este, en particular del Estado soviético, principal socio comercial de Cuba.
Para dar respuesta a la crisis, el Estado cubano puso en práctica un programa identificado como Período Especial, que se basaba en la resistencia del país ante los graves acontecimientos, valiéndose por sí mismo con la estimulación de todas sus potencialidades y reservas y en la misma medida, reproyectar las relaciones comerciales.
El impacto de la crisis abarcó toda la Isla, en la misma medida el sistema socialista cubano estableció su estrategia sobre la base de la participación en el desarrollo uniforme de todo el territorio nacional. De manera que en el municipio, por ser uno de los más pequeños, la crisis se manifestó de súbito y con mayor fuerza. Los primeros años fueron de prolongada y gran entereza de sus pobladores. Como en todo el país, se aplicó el principio de distribuir equitativa de todos los exiguos productos. La protección fundamental se dirigió a la niñez y a las gestantes.
Años después, el municipio de Candelaria se vio inmerso en el proceso de recuperación que abarcó todas las esferas de la vida como ocurrió en todo el país. En la economía, desde 1995, se experimentó una tendencia hacia la rehabilitación gradual. En 2002, la situación se agravó con los sucesos de las torres gemelas en EE.UU., un duro impactó en la economía mundial.
Como parte de las políticas del país para la obtención de divisas, se apostó por el desarrollo del turismo en Candelaria. Al ya existente centro turístico de Soroa, se le sumó el complejo turístico Las Terrazas puesto en marcha en 1994. Este proyecto fue valorado previamente por el máximo líder de la Revolución, en visita realizada a Las Terrazas en julio de 1991.
En el sector de la salud se percibieron algunos avances a finales de los 90s, en particular en la atención a la zona rural de Candelaria. Las comunicaciones experimentaron un salto tecnológico, al establecerse una planta digital en 2002 en la comunidad montañosa de Las Terrazas, y con ello la elevación del número de teléfonos por núcleos familiares a niveles nunca pensados.
Desarrollo Social
A partir de 1976, se sucedieron cambios trascendentales en el municipio, lo que significó un avance cualitativo en el acontecer local. La situación de la calidad de vida de la población candelariense, dos décadas después del triunfo revolucionario, dio un salto cualitativo extraordinario, incluso superior a la mayoría de los municipios de la provincia pinareña.
Durante los quinquenios 1976-1980 y 1981-1985, se incrementaron y perfeccionaron los servicios de salud en el territorio. Hacia 1981, se crearon nuevos empleos en el municipio. La participación femenina de la fuerza laboral se elevó a 38% y en 1986 a 43%. Muchas mujeres sin vínculo laboral encontraron empleo, lo cual redundó en beneficio de su incorporación a la vida económica del territorio. La participación femenina en la población económicamente activa sobrepasó la media provincial; al tiempo que fue el municipio de más baja tasa masculina de la provincia.
Por otra parte, el objetivo de profundizar en la educación multilateral del pueblo, así como la elevación del nivel de formación de los cuadros, estuvo latente en las labores desplegadas, entre otros, por la Comisión Municipal de la batalla por el noveno grado, la cual en 1985 tuvo su momento cumbre.
Trasformaciones culturales
Para superar el atraso cultural heredado por la Revolución, fue necesario liquidar el analfabetismo imperante en el territorio nacional; esta tarea se desarrolló en toda su amplitud en el año 1961; sin embargo, ya desde 1959 se comenzaron a crear las bases, las cuales más tarde posibilitarían erradicar el analfabetismo en Cuba. En Candelaria funcionó por primera vez, con edificio propio, el Centro Escolar Antonio Maceo, en el cual radicó la escuela número 1 de varones, en la sesión de la mañana, y la escuela número 2 de hembras, en la sesión de la tarde.
Con justeza, se transformó en escuela para la educación primaria, el cuartel de la tiranía batistiana. En sus inicios se nutrió con alumnas de la escuela número 2 de hembras, quienes asistían al Centro Escolar Antonio Maceo. Se construyó además el Centro Escolar Héroe de Yaguajay. En 1960, se abrió la Escuela Secundaria Armando de Pedro.
Según el censo de 1953 el analfabetismo alcanzó el 32,8% en Candelaria; esta situación no varió mucho hasta la toma del poder revolucionario por el pueblo en enero de 1959, donde de inmediato comenzaron a darse los primeros pasos para la incorporación de las amplias masas a la enseñanza.
Entre 1975 y 1986, el pueblo candelariense ganó dos batallas fundamentales, como contribución al incremento paulatino del nivel cultural. Fueron estas las del sexto y el noveno grados.
Asimismo, se desarrolló un amplio plan para llevar la cultura a los sectores más diversos. A consecuencia de este movimiento masivo, en el año 1977, se crearon los siguientes grupos musicales: Renovación 74, en Carambola; Jóvenes del Arco Iris, en Soroa; Amanecer del Son, en Godínez; y Estrellas INIT en el casco urbano. En este año también existía un grupo de teatro.
La declaración de las diez instituciones básicas en 1981, como elemento fundamental para declarar módulo cultural al territorio, fue fundamental en el mejoramiento de las actividades para el disfrute de la población, aunque no determinante; por cuanto mucho estaba en la mente y los brazos de los hombres encargados de esta proyección.
Como parte de las nuevas instalaciones culturales fue inaugurado el 31 de mayo de 1982 el museo municipal, cuya orientación estuvo dirigida a la investigación, protección y divulgación del patrimonio histórico-cultural de la localidad.
Medio siglo de poder revolucionario
Más de medio siglo bajo la egida de la Revolución, si se compara con los milenios de poblamiento del territorio durante todos los períodos de su historia, han permitido aquilatar el salto cualitativo y cuantitativo del mismo en todas las dimisiones de la vida. Ha sido tal la intensidad en los cambios, al margen de sus errores y retrocesos, que su perceptibilidad asombraría a cualquier persona al asomarse al decurso histórico de esta comarca.
La obra inconmensurable de la Revolución en esas cinco décadas, removió todas las estructuras y procesos de la vida en el territorio, para conducirlo por derroteros de equidad e inclusión social. Es lógico que en un proceso tan complejo y de cambios continuos, el margen de errores e imprecisiones es mayor, hechos motivadores de duras críticas al transcurso revolucionario. Pero a la vez, la resultante ha sido positiva, para dejar atrás siglos de ignominia.
Candelaria, como ocurre en todo el país, transcurre por un momento difícil, no más que las recientes décadas de período especial. Ante si tiene duros retos que ha de enfrentar con sabiduría, a partir de la experiencia histórica acumulada y las condicionantes del futuro. Su condición de territorio agrícola le obliga a perfeccionar su estrategia para que los frutos de la tierra satisfagan la demanda de la población y en la misma medida no agote los recursos naturales.
Fuentes
- Oficina Nacional de Estadísticas e Información: Anuario Estadístico 2016 Candelaria. ONEI, La Habana, 2017.
- María A. Martínez y otros: Fauna. En: Ecología de los bosques siempre verdes de la Sierra del Rosario, Montevideo, Uruguay, 1988, pp.131-137
- René Herrera Fritot: “El yacimiento arqueológico de Soroa”. Serie Espeleología y Carsología (9), Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, 1970, p.9.
- El fechado se realizó con el método del colágeno, con un margen de error de ± 40 años. Esta datación se corresponde con el siglo III antes de nuestra era.
- Ricardo V. Rousset: Historial de Cuba. Ed. Librería Cervantes, La Habana, 1918, p.18.
- Esteban Pichardo Tapia. Ob. cit. p.88
- ANC. Escribanía de Daumy. Seg. 416, No 1.
- Comisión de Estadística. Cuadro estadístico de la Siempre Fiel Isla de Cuba. Ed. Imprenta del Gobierno y Capitanía General, La Habana, 1847, pp.60-61 y 63.
- Archivo Nacional de Cuba (ANC). Gobierno Superior Civil. 864/29226.
- ANC. Gobierno Superior Civil. 1122 /41658.
- Gabino la Rosa Corso: Los Palenques del Oriente de Cuba. Resistencia y Acoso. Ed. Academia. La Habana, 1991, p. 8.
- ANC: Fondo Revolución de 1895. Leg.4, No.2025.
- Adolfo Dollero: Cultura Cubana. Pinar del Río. Ed. Imprenta Seoane y Fernández, La Habana, 1921, pp.298-299.
- Archivo Historia de Pinar del Río (AHPR). Audiencia de Pinar del Río. 28/227
- Quedó compuesto por: Jorge Cabezas, Carlos Lorente, Quintín Menéndez, Emilio Suárez, Antero López, Antonio y Ricardo Solano, José Santa Cruz, José Torres, Bertho Ceruto, Emilio Macurán, Antonio Río, Osvaldo González, Carlos y Jesús Cabo, Margarito Benítez y Manuel Arias; todos firmaron el acta y el juramento de fidelidad a la causa. Este grupo se mantuvo realizando algunas actividades de manera informal, prácticamente de modo individual. Después de los hechos del Moncada, hubo cierto período de calma, que condujo a la pérdida de los contactos necesarios para continuar la lucha.