Oráculo de Delfos

Oráculo de Delfos
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Concepto:Centro religioso del mundo helénico.

Oráculo de Delfos. Fue un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo que tenía en el centro su gran templo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes.

Ubicación

Situado en Grecia, en el emplazamiento de lo que fue la antigua ciudad llamada Delfos (que hoy ya no existe), al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida, a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto.

Historia

Este recinto influyó en gran manera en la colonización de las costas del sur de Italia y de Sicilia. Llegó a ser el centro religioso del mundo helénico. La leyenda y la mitología cuentan que en el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunían algunas divinidades, diosas menores del canto, la poesía, llamadas musas junto con las ninfas de las fuentes, llamadas náyades. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban.

Por la arqueología y los escritos antiguos se sabe que en el siglo VIII a. n. e.. hubo en este lugar de Delfos tres pequeños templos. Pausanias, el historiador griego del siglo II a. n. e., recoge la tradición y entre otras cosas cuenta que los tres primeros templos fueron construidos, uno con laurel, otro con cera de abeja mezclada con plumas y el tercero con bronce.

La arqueología demuestra que en esta época ya era famoso el nombre de Apolo no sólo en el lugar sino en tierras lejanas. Los exvotos sacados a la luz en las excavaciones son muy significativos: Renombre de Apolo Pitio que era famoso en lugares remotos, caballos de Tesalia, trípodes del Peloponeso, soportes de recipientes de Creta, etc.

Pasado el tiempo fueron aumentando las ofrendas, sobre todo los exvotos de bronce. Se han encontrado escudos cretenses, cascos corintios, calderos con cabezas de grifos llegadas desde Samos y el Peloponeso y estatuillas diversas.

Los llamados tesoros (θεσαυρυς) eran pequeñas capillas donde se guardaban los exvotos y las donaciones que frecuentemente eran muy ricas y valiosas, verdaderas joyas. En la terraza que se extendía delante del templo de Apolo estaba situado el altar de lo sacrificios. Se construyó además un teatro (en el siglo IV) y un estadio con capacidad para 7.000 plazas, para los juegos píticos (este último en el 582 a. n. e.). También había un hipódromo, que aún está sin localizar. Al aire libre y salpicadas por todo el recinto se encontraban las estatuas de mármol o de bronce, regalos de reyes o de ciudades, en agradecimiento a los servicios prestados por el oráculo.

Leyenda

Uno de los enigmas con el que se enfrentan los estudiosos del tema es el gran número de aciertos que tuvo el oráculo de Delfos. La fe en él era total, incluso si se equivocaba porque en ese caso se decía que el fallo era la interpretación de lo dicho y no el oráculo en sí. Durante siglos ha corrido una leyenda en forma de verdad histórica acerca del oráculo y el estado de la Pitonisa. Dicha leyenda se difundió a partir de los autores cristianos de los siglos III y IV, como Orígenes y San Juan Crisóstomo. Eran tiempos en que la época de la Grecia clásica se veía como un acérrimo paganismo al que había que ridiculizar. De esta manera los escritores inventaron algo que a través de los siglos tuvo siempre mucho éxito. Lo describían así: El trípode de la Pitonisa o Pitia se hallaba sobre una grieta muy profunda de la roca. Por esa grieta emanaban unos gases tóxicos que hacían que la mujer entrara rápidamente en un estado de embriaguez y desesperación con grandes tiritonas, es decir entraba en trance, desgreñada, y arrojando espuma por la boca. Además masticaba hojas de laurel, lo que ayudaba a alcanzar ese estado psicosomático.

Lo cierto es que no se ha encontrado hasta el momento ninguna descripción sobre el momento del oráculo en los escritores griegos o latinos. Ningún autor pagano ha descrito nunca una escena de consulta, ni siquiera Plutarco en su obra Diálogos píticos.

En la meseta del monte Parnaso, a 1400 m sobre el nivel del mar y a dos horas y media del lugar sagrado conocido como Delfos se encuentra una gruta nombrada como la caverna Corcirea. Este lugar fue muy frecuentado por el hombre desde los tiempos remotos del Neolítico, dando testimonio de ello las vasijas pintadas, ídolos de pie con los brazos levantados, o bien sentados en trípodes y figuras de terracota que han sacado a la luz las excavaciones. Todas estas figuran vienen a demostrar que por aquellos años remotos ya comenzaba a desarrollarse un culto a las divinidades. En esta época el emplazamiento de lo que sería Delfos estaba deshabitado.

Las pitonisas del oráculo de Delfos

Pitonisas del Oráculo de Delfos

El nombre de Pito fue tomado de la serpiente Pitón que vivía en una cueva de estos parajes y a la que el dios Apolo dio muerte para apoderarse de su sabiduría y ser él quien presidiera el oráculo. La mitología cuenta que después de dar muerte a la serpiente, Apolo guardó sus cenizas en un sarcófago y fundó en su honor unos juegos fúnebres que se llamaron Juegos Píticos. Más tarde corrió la leyenda de que ese sarcófago se hallaba enterrado debajo del ónfalos, piedra cuyo nombre significa "ombligo del mundo", en el templo de Apolo en Delfos. De este nombre derivó el de Pitia o Pitonisa, nombre que se le fue dando a las mujeres que interpretaban las respuestas, es decir el oráculo. Al templo de Apolo se le llamaba también Pition y al mismo Apolo en Delfos se le llamó Apolo Pitio.

Pitonisa en tranceLa elección de las pitonisas se hacía sin ninguna distinción de clases. A la candidata sólo se le pedía que su vida y sus costumbres fueran irreprochables. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el santuario. Durante los siglos de apogeo del oráculo fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces. Sin embargo en los tiempos de decadencia sólo hubo una, suficiente para los pocos y espaciados oráculos que se requerían.

Las predicciones del Oráculo

La historia del Oráculo de Delfos, cuenta que el grado de acierto de las predicciones de las Pitonisas del templo era muy alto, incluso cuando éstas se equivocaban, se atribuía el error a la interpretación de lo dicho y no a la predicción. Este misterio, ha suscitado diversos estudios e investigaciones a lo largo del tiempo para averiguar las razones de semejante certeza; El ensayista Plutarco explicaba que Pitia entraba en estado de trance por la exhalación de gases que surgían de unas fisuras en el suelo; Esto producía que el Oráculo cobrara su poder. Sin embargo, hasta la fecha las predicciones siguen siendo solo una leyenda sin demasiados documentos históricos que avalen que el oráculo realmente adivinara o vaticinara cuestiones trascendentales.

Catástrofes en el siglo IV a. n. e.

Recinto del Oráculo de Delfos

En este siglo ocurrieron una serie de catástrofes que en nada beneficiaron al santuario de Delfos: En el 373 a. n. e. hubo un terremoto que destruyó el templo edificado por los Alcmeónidas.

Del 356 al 346  a. n. e. sucedió la tercera guerra sagrada y la consecuencia fue destrucción y daños irreparables. Los focios lucharon contra los tesalios, beocios y Filipo II de Macedonia, con la intención de obtener la supremacía sobre el oráculo de Delfos. La guerra les costó tanto que se apoderaron de los mejores tesoros del santuario. Fundieron el oro y la plata y con ese resultado pudieron pagar a sus soldados. Pero poco después Filipo se hizo con la autoridad total del lugar sagrado y obligó a los focios a ir restituyendo en donaciones todo lo robado.

En el 339 a. n. e. ocurrió la cuarta guerra sagrada, cuando el pueblo de los locrios se enfrentó contra Atenas y el político Esquines seguidor de Filipo se enfrentó también contra la ciudad de Anfisa (o Ámfissa). Estos hechos dieron lugar a la batalla de Queronea, en el 338, en la que fueron derrotados atenienses y tebanos. Los macedonios tuvieron desde entonces la hegemonía de Grecia.

Recinto Delfos

El recinto de Delfos nunca llegó a estar deshabitado. Después de que se hubo olvidado por completo la razón de su existencia, sus ruinas se fueron recubriendo y se fue edificando toda una pequeña ciudad. Durante el siglo V de nuestra era el lugar de Delfos fue la sede de un arzobispado y para ello se construyeron algunas iglesias utilizando como material el mármol de los monumentos anteriores. Todo eso se rodeó de un muro que protegiera las invasiones eslavas. La ciudad fue creciendo a lo largo de los siglos y hasta tal punto fue olvidado y enterrado todo lo demás que en el siglo XVIII los eruditos se plantearon la duda del lugar exacto en que habría estado el célebre santuario de Apolo. Por los textos antiguos se tenía una idea, pero era casi imposible dar con ningún vestigio. Hasta que gracias a un hallazgo fortuito empezaron los estudios sistemáticos y las excavaciones.


Fuentes